Un atacante provocó 12 muertos y una decena de heridos con su furgoneta. Cinco de los fallecidos son rosarinos.
No se sabe todavía mucho del atentado realizado por un ciudadano de Uzbekistán residente en New York desde 2010, quien ayer embistió con su furgoneta a decenas de personas en una bici senda auto en la “gran manzana”, matando a 12 personas y herido a una decena. De las víctimas mortales, 5 son argentinos de Rosario. Una noticia que ha deja helado al país sudamericano.
El atacante no registraba antecedentes policiales, de no ser por un par de infracciones de tránsito, y era un conductor de Uber. Sin embargo, habría dejado una nota en la que profesa lealtad al Isis, que no ha reivindicado, hasta ahora, el atentado.
Los cinco rosarinos habían viajado a New York para celebrar el 30 aniversario de egresados de secundaria (la foto de abajo es la que se sacó el grupo antes de tomar el vuelo).
Luego de chocar a un bus escolar, provocando varios heridos, el atentador salió de la furgoneta – era alquilada – con armas falsas y fue herido gravemente por los policías y se encuentra hospitalizado.
Que el Isis no haya reivindicado el ataque, indica el estado terminal del grupo terrorista, cuyos medios de comunicación no han dado signos de actividad en las últimas semanas, siendo acosado tanto en territorio sirio como en Iraq.
Una noticia triste, que enluta la ciudad que padeció los efectos del 11 de setiembre de 2001, y que enluta a la Argentina (también hay un ciudadano belga entre los muertos).
No se sabe mucho más del atentador, pero es muy factible que se repita la metodología de lobos solitarios, fanatizados o con alguna falla psicológica, que se exaltan ante el mensaje yihadista y emprenden acciones terroristas.
Fiel a su estilo, poco lúcido y muy demagógico, el presidente Donald Trump ha afirmado que se extremarán los controles de los inmigrantes, ahora también de Uzbekistán. Llama la atención que el atentador no poseyera armas de fuego reales. En setiembre, un atacante solitario, ciudadano estadounidense, atacó en Las Vegas a una multitud de espectadores de un festival musical, matando a 58 personas e hiriendo con un fusil de guerra a casi 500. En esa oportunidad, el mandatario ni siquiera quiso referirse a la proliferación de millones de armas entre los ciudadanos.
Vaya nuestra solidaridad a las familias de las víctimas y nuestros votos de que se pueda afrontar y erradicar un terrorismo cruel y, a menudo, carente de sentido.