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Octubre está en franca retirada, y se nos llevó con él a algunos seres esenciales.
La música acaba de perder una voz, irrepetible, por el decir, por el cantar, por su armonía. El 30, se nos fue Daniel Viglietti. Cantautor, conductor de radio, en las madrugadas de los lunes, cuando el domingo se apagaba, él nos hablaba al Timpano desde los micrófonos de Radio Nacional.
El otro que partió, pero el 9 de octubre, fue Coriún Aharonián. Musicólogo, difusor, creador del sello Ayuí Tacuabé, maestro de los grandes compositores de MPU.
Gracias a Coriún, la música oriental perdura y tiene esa polenta que la distingue. No en vano fueron sus alumnos, unos chicos como Jaime Ross, Leo Masliah, Fernando Cabrera o Jorge Drexler, quien le llevó de regalo a su maestro la partitura de “Al otro lado del río”, canción por la que obtuvo el galardón de la Academia de Hollywood, con una dedicatoria que decía, “Para Coriún, que me lo enseñó todo sin usar una sola partitura”.