La Selección cayó sin atenuantes 3 a 0 frente a Brasil en Belo Horizonte y continúa fuera de los puestos de clasificación al Mundial.
La alarma suena cada vez más fuerte en la intimidad de la Selección Nacional. Muchos de estos jugadores fueron protagonistas de las tres finales disputadas en los últimos años. Y ahora no le encuentran la vuelta a un presente de preocupación. Argentina cayó 3 a 0 con Brasil como visitante. Un mazazo del cual tendrá que reponerse a la brevedad para no perder más chances de arrimarse al Mundial.
El golpe no sólo es fuerte por tratarse del clásico rival. Incluso eso podría ser previsible si se repasan las estadísticas, en donde se ve que jamás la albiceleste ganó en Brasil por eliminatorias. Sin embargo, la manera en que fue superada agrega signos de interrogación a una situación que se viene profundizando desde que Edgardo Bauza asumió.
Argentina pudo mostrar “algo” de su capacidad en apenas unos minutos en el inicio del encuentro. Pero el golazo de Coutinho marcó un quiebre. Había cierto control del partido por parte de los de Bauza, pero el timorato esquema ya mostraba desde el vamos una postura conservadora que, una vez más, quedó en evidencia que no es garantía de buenos resultados. Ni el esperado regreso de Lionel Messi era significaba una cuota de esperanza.
Y además Brasil es cada vez más Brasil. Se muestra con autoridad y con la confianza de saber qué es lo que quiere. En la previa en el Mineirao sobrevolaban los fantasmas del 7-1 frente a Alemania en el Mundial, sin embargo la cabeza de los jugadores estaba en otro lugar, convencidos que aquello era el pasado. Mano a mano de Neymar, 2 a 0 antes del cierre del primer tiempo y un golpe de gracia del cual Argentina nunca se recuperó.
El segundo tiempo fue un espanto y si no hubiera sido por el exceso de lujos de los delanteros brasileños, el final podría haber sido mucho más escandaloso que 3 a 0.
Es imposible que los jugadores argentinos se hayan olvidado cómo jugar. De hecho en sus clubes la mayoría rinde semana a semana. Pero reina una desconfianza en sí mismos cuando se ponen la camiseta nacional que los paraliza. Poco tiempo atrás vivían con los lamentos de haber perdido tres finales y eran el blanco de los exitistas que se mofaban de su falta de valor para ganar finales. ¡Qué darían estos jugadores y sus agoreros por disfrutar de un equipo que siempre era protagonista! Aquí están los resultados de los cambios intempestivos y sin proyectos.
El tren está esperando que los últimos pasajeros se suban en el viaje hacia Rusia pero Argentina todavía está lejos en la fila. Aún no tiene asegurado el boleto y ya fue avisado. De seguir así, con suerte viajará en el estribo. Agradece que el resto se entretenga y no se le adelanten demasiado. Todavía depende de sí mismo, aunque necesita una reacción contundente que le renueve la esperanza.