La sorprendente expansión de ardillas no es un mito sino un hecho concreto en Argentina. Desde los pagos de Luján extendieron su distribución hacia 25 de Mayo, Tres Arroyos y Daireaux. De este modo, habitan en 21 municipios bonaerenses.
Estos roedores también fueron divisados en la ciudad de Buenos Aires, en las provincias de Santa Fe, Córdoba y Mendoza. Sus desplazamientos son posibles debido a la gran plasticidad de la especie para establecerse en lugares nuevos, pero el papel de las personas para trasladarlas tiene un peso decisivo.
Se trata de la ardilla de vientre rojo, de nombre científico Callosciurus erytrhaeus, especie exótica invasora originaria de Asia, que goza de “cierta simpatía” entre el público. Este es uno de los factores que contribuyen a su dispersión.
El crecimiento de esta especie configura una “invasión biológica”, en términos ecológicos, porque amenaza la biodiversidad, además de ocasionar perjuicios económicos, culturales y sanitarios
Inconvenientes
Estas ardillas pertenecen al orden de los roedores, por eso muerden postes, árboles, y cables, generando infinidad de problemas, amén de tener la potencialidad de transmitir la leptospirosis.
Un trabajo de investigación realizado por el Grupo de Ecología de Mamíferos Introducidos de la Universidad de Luján, indica que esta especie fue introducida en la Argentina en 1970, cuando diez ardillas fueron llevadas a la localidad de Jáuregui, partido de Luján, donde fueron mantenidas en cautiverio. Cinco de ellas sobrevivieron y escaparon, dando origen a una población silvestre que ronda los 100.000 ejemplares.
Costumbres
Estas ardillas tienen hábitos arborícolas y diurnos. Es un roedor que puede vivir en distintos ambientes arbolados. Sus nidos los construyen en los árboles y tienen función reproductiva. Su dieta está compuesta principalmente por frutos y semillas.
¿Cómo se expanden sus poblaciones?
La principal vía de expansión de esta ardilla es el género humano, porque las ardillas son trasladadas a otros sitios por personas que las consideran vistosas, creando nuevos focos de invasión y acelerando su expansión. El traslado y posterior liberación de estos roedores es ilegal y configura un delito.
Las ardillas se mueven fundamentalmente por áreas arboladas, incluyendo cortinas de árboles, cables, alambrados, techos. El problema principal de esta y otras especies introducidas es que pueden configurar una amenaza para las especies nativas, los ecosistemas, los servicios urbanos y la salud. En el caso de las ardillas, su abundancia e impactos hacen que sea percibida en ciertos lugares como plaga, sin contar hasta el momento con depredadores suficientes que puedan controlar sus poblaciones
Participación y responsabilidad ciudadana
Podemos ayudar a frenar su expansión desalentando, impidiendo y denunciando el comercio y traslado de ardillas, y su tenencia como mascotas. También hay que evitar entrar en contacto con estos animales, como con sus deposiciones. No se debe intentar alimentarlas, y menos aún tocarlas.
Riesgos e impactos negativos
Al ser roedores silvestres, las ardillas tienen la potencialidad de transmitir enfermedades. Hasta el momento se sabe que portan la bacteria que transmite la leptospirosis, enfermedad que afecta al aparato digestivo. Ocasionan daños a los árboles por el roído de sus cortezas y por el consumo de sus frutos. También producen averías en los componentes plásticos de los sistemas de riego y en los cables de electricidad, afectando así los sistemas productivos y servicios urbanos.
La presencia de estos animales podría afectar la riqueza de aves y existe el riesgo de que se establezca dentro de áreas protegidas con alto valor para la conservación, o incluso llegue a provincias donde compita con las ardillas nativas.
Alimentación
Estas ardillas de vientre rojo comen semillas y frutos de consumo humano: desde nueces hasta cítricos y duraznos, higos, kiwis, manzanas y peras. Pero también se alimentan de frutos secos y frutos de plantas no cultivadas. Esto les permitió adaptarse.
El hecho de ser una especie exótica, al provenir de tierras lejanas, la hace más peligrosa para el ecosistema, ya que estas ardillas carecen de depredadores!
CABA
En territorio porteño, la ardilla de vientre rojo fue vista en siete lugares, como consecuencia del traslado y liberación por parte de las personas.
Así lo confirma el trabajo “Invasiones biológicas: el arribo de la ardilla de vientre rojo a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires“, publicado por las investigadoras Mariela Borgnia, Silvia de Bargas, Alejandra Valverde, Sofia Forte y Sacha Roldán, de las universidades de Luján y Buenos Aires.
Crecimiento
A partir de menos de cinco ejemplares que fueron liberados, o escaparon al medio silvestre, se originó una población estable, y en continuo crecimiento hasta el día de hoy, con una densidad estimada para el foco de Luján de hasta 15 ardillas/ha en el año 2009. Entre los años 2004 y 2009, el área de distribución de la ardilla en este foco de invasión pasó de 680 km2 a 1336 km2.
En la provincia de Buenos Aires se identificaron 21 partidos con presencia de ardillas de vientre rojo, mayormente a partir de individuos trasladados desde el foco principal de invasión. Más aún: ha sido declarada especie dañina o perjudicial según el código rural de la Provincia de Buenos Aires.
Prácticas a erradicar
Algunas familias las tienen dentro de sus casas, pero cuando muerden o sucede algún otro inconveniente doméstico, proceden a soltar a las “simpáticas ardillas”, que encierran enormes peligros para nuestro hábitat.
Es vital la participación de la población, para no dejar nada librado al azar, y evitar así complejos problemas a nuestro ecosistema.
Un desafío subyacente es dejar de percibir a la fauna como algo utilitario, casi como un adorno del que podemos disponer libremente. Tal es el caso de llevar animales de un lado al otro sin medir consecuencias, o tener especies exóticas como mascotas.
El amor a la naturaleza implica el respeto por los años y años de evolución biológica que han generado las distintas especies en distintas regiones y las relaciones entre las especies. Al intervenir los seres humanos, debemos hacerlo con responsabilidad y conciencia, para preservar y no destruir o perjudicar las benditas relaciones de la Madre Naturaleza, porque corremos el riesgo que se vuelvan en contra nuestro.
Si se tiene conocimiento de alguna organización que las trafica, se invita a dar aviso a las autoridades locales. Para saber más sobre este tema y otros relacionados con las especies exóticas invasoras, se sugiere visitar los siguientes portales: www.emi.unlu.edu.ar , www.inbiar.uns.edu.ar
https://www.argentina.gob.ar/ambiente/biodiversidad/exoticas-invasoras
Para advertir sobre la presencia de estas ardillas, invitamos a enviar un mail a ardillas@unlu.edu.ar (Universidad Nacional de Luján).
Fuentes: http://agronomiayambiente.agro.uba.ar/index.php/AyA/article/view/108/98
http://www.emi.unlu.edu.ar/?q=node/7
https://pressreader.com/article/281517934000379
El autor agradece la inestimable colaboración de Mariela Borgnia, bióloga y Doctora en Cs. Aplicadas de la Universidad Nacional de Luján.