Una de las multitudes jamás convocadas para asistir a un festival tuvo lugar en Watkins Glen, en el estado de Nueva York, el sábado 28 de julio de 1973, cuatro años después del recordado concierto de Woodstock.
Los grupos que actuaron en la ocasión del Summer Jam, fueron Grateful Dead, The Allman Brothers y The Band. Más de 600.000 personas se dieron cita aquel sábado en el autódromo de Watkins Glen para asistir al festival Summer Jam.
Los especialistas afirman que Watkins Glen, fue una de las mayores reuniones de personas en la historia de los Estados Unidos. La asistencia registrada, significaba que aquel sábado 28 de julio de 1973, una de cada 350 personas que vivían en los Estados Unidos de América se hizo presente en el Summer Jam. La edad promedio de los asistentes rondaba entre los diecisiete y veinticuatro años, uno de cada tres jóvenes de Boston a Nueva York, estaban en el Festival. Pese a estas cifras, la difusión de este evento fue mínima en comparación con Woodstock. A diferencia de aquel gran concierto, donde el programa constaba de treinta bandas, la grilla de Watkins Glen estaba compuesta por tan solo tres supergrupos: The Allman Brothers, The Band y Grateful Dead fueron los elegidos.
Cada uno de ellos tuvo actuaciones inusualmente prolongadas: Grateful Dead brindó un concierto de unas cinco horas, los Allman Brothers actuaron cuatro horas, y The Band estuvo tres horas. A esto se le sumó un receso forzoso de treinta minutos debido a una tormenta eléctrica.
Watkins Glen no se inscribió como legado de la cultura juvenil, tal como había sido Woodstock en el 69, pero los años sesenta habían terminado.
Esta edición del Summer Jam podría haber sido una respuesta inmensamente poderosa a Nixon y al escándalo Watergate. Pero la juventud estadounidense se había cansado. Muchos habían saboreado ver cierta paz en el sudeste asiático y sintieron que era suficiente. La palabra más comúnmente asociada con el Watkins Glen Festival, según la prensa fue la de “fiesta”. Se ingresaba a la década del ‘Yo’. La década de 1970 finalmente había llegado.
Pero Watkins Glen señaló que la música de rock estaba viva, gozaba de buena salud, y que todavía quedaba dentro de la cultura juvenil un deseo aparentemente inextinguible de asistir a festivales de rock. Los jóvenes todavía se maravillaban ante el poder de tales reuniones, y querían estar presentes.
Origen
Shelly Finkel y Jim Koplik, los dos promotores de Summer Jam Festival, habían estado produciendo conciertos de rock en Connecticut y habían establecido una audiencia regular. En 1972 organizaron una serie de espectáculos en Hartford, uno de los cuales fue un concierto de Grateful Dead. Durante su actuación, los miembros de The Allman Brothers Band que estaban detrás del escenario fueron invitados a salir para una reunión informal. La recepción que ellos recibieron de parte de la multitud convocada por los Dead fue sorprendente. A Finkel y Koplik les encantó lo que vieron y escucharon. Los promotores hablaron con los miembros de Grateful Dead y The Allman Brothers para saber si estaban interesados en un gran concierto al aire libre que presentase a las dos bandas actuando por separado y luego, al final, fusionándose para una espectacular y memorable zapada.
Los promotores agregaron que las ganancias podrían llegar a ser astronómicas para todos los involucrados si se eligiera un sitio de conciertos lo suficientemente grande. Ambas bandas estaban muy interesadas.
Elección
Finkel y Koplik buscaron para dar con el lugar apropiado. Cuando se enteraron de la disponibilidad del Watkins Glen Grand Prix Raceway, de inmediato se pusieron en contacto con las autoridades del predio.
La ciudad de Watkins Glen estaba acostumbrada a recibir grandes multitudes. Como el evento duraría una jornada, no hubo obstáculos que permitieran celebrar el acuerdo.
Finkel y Koplik prometieron limitar la venta a 150.000 boletos. Los propietarios del lugar dudaban seriamente que pudiesen llegar a vender localidades. Los organizadores pagaron una suma considerable para alquilar las instalaciones durante el día.
Dos semanas antes del festival se vendieron más de 100.000 boletos a un valor de USD 10 Los promotores obtuvieron permiso para poner a la venta 25.000 boletos adicionales el día del espectáculo, ya que era obvio que aparecerían más personas.
Watkins Glen iba a ser el primer gran evento de rock en Nueva York que se produciría desde que el Estado aprobara un estricto código para brindar asistencia en eventos masivos. Koplik y Finkel se adhirieron a las estrictas reglas de una manera precisa: alquilaron más de mil baños portátiles y se excavaron doce pozos para aumentar el suministro de agua del circuito. Hasta construyeron un helipuerto improvisado. Henry Valent, presidente de Watkins Glen Grand Prix Corporation, propietaria del predio, quedó impresionado.
Jim Koplik y Shelly Finkel parecían ser verdaderos profesionales. Watkins Glen no sería como esos otros festivales de rock sobre los que había leído. Sería un festival de gran nivel, pensó.
La gente comenzó a llegar durante los días de la semana antes del festival. Muchos arribaron a dedo, otros lo hicieron en casas rodantes con la suficiente antelación para conseguir un buen lugar para acampar. En lugar de hacer que la gente anduviese dando vueltas por la ciudad, se acordó abrir el predio antes. El martes 24 de julio, se abrieron las primeras treinta entradas. Los organizadores se habían percatado que una parte del público arribaría mucho antes de la fecha, pero no pensaron que arribarían “tan” temprano, y en tal cantidad.
La multitud creció, el miércoles 25, la policía del Estado de Nueva York estimó que cincuenta mil personas estaban en Watkins Glen. El Jueves 26, la aproximación aumentó más del doble. El Viernes 27 por la tarde estaban seguros que un cuarto de millón de jóvenes habían acampado en el recinto o cerca de él. Los agentes recordaron Woodstock y la pesadilla provocada por los problemas de tráfico. Esto era peor, la fila de automóviles se extendía a casi cincuenta millas mientras el impacto se podía sentir a cien millas de distancia.
Comenzaron a rechazar a jóvenes con o sin boleto. No había dudas al respecto, Summer Jam iba a ser más grande que Woodstock. Mucho más grande.
Sonido
Se programó una prueba de sonido para el Viernes. La FM Productions de Bill Graham había sido contratada para emplear el Sistema Digital Audio Delay Line, un sistema de sonido computarizado diseñado para que las personas que se encontrasen en el frente y cerca de la torres de altavoces no fuesen aturdidas. También permitió a las personas ubicadas en la parte trasera escuchar la música con la misma claridad que las personas más cercanas al escenario. Con tal sistema, los conjuntos de altavoces se configuran a cien yardas de distancia. Tanto para el control de sonido como para el concierto real, el sistema funcionaba a la perfección.
Cuando los Grateful Dead fueron a hacer su prueba de sonido, más de 100.000 de las 250.000 personas presentes en Watkins Glen ya estaban reunidas frente al escenario. Graham sugirió que bien podría comenzar el concierto un tanto más temprano. Los Dead dieron su consentimiento y la prueba de sonido se convirtió en un concierto de dos horas con algunas interrupciones para equilibrar el control del sonido. The Band y The Allman Brothers se sintieron obligados a hacer lo mismo. Hicieron pruebas de sonido de una y dos horas, respectivamente. En total, actuaciones de cinco horas antes del festival disfrazado de una prueba de sonido.
El concierto
The Grateful Dead regresó poco antes del mediodía del sábado para inaugurar oficialmente Summer Jam frente a 600.000 personas tendidas sobre cada centímetro del pulgada disponible del circuito de carreras. Estaba vigente la amenazade lluvias, pero no se avizoraban nubes.
The Grateful Dead tocó, tocó y tocó durante cinco horas. Entre sus temas sonaron “Uncle John’s Band”, “Cassey Jones”, “Friend Of the Devil”, “Ripple”, “Sugar Magnolia”, “Truckin”, “Not Fade Away” y “Me & Bobby Mc Gee”.
Los asistentes del escenario tardaron un poco más de una hora en desmontar el equipo de los Dead y preparar el area para el set de The Band. Las cosas iban bien teniendo en cuenta la multitudinaria cantidad de personas.
El predio estaba lleno de botellas de Jack Daniel’s y Southern Comfort, signos del gran aumento en el consumo de licor fuerte.
Había abundante comida y agua disponible, la mayoría de los inodoros portátiles parecían estar funcionando bien, pero las demoras para usar las instalaciones y las caminatas para llegar a ellos eran los verdaderos problemas.
Un viaje de ida y vuelta, que incluía una breve estadía dentro, podía demorar alrededor de tres horas. El sol había superado una serie de nubarrones oscuros y siniestros para cuando The Band subió al escenario. No había transcurrido aún una hora de su set, cuando la lluvia, los truenos y los rayos cayeron con un poder alarmante.
The Band fue forzada a esperar. Treinta minutos después la tormenta pasó, dejando 600.000 cuerpos mojados y por debajo, barro. Antes de la tormenta, sin embargo, cuatro paracaidistas habían saltado desde un Cessna con la intención de aterrizar en los terrenos del festival. Todos llevaban bengalas de colores para marcar tanto sus trayectorias descendentes como el éxito del evento.
The Band ofreció un excelente show de country-rock. La instrumentación fue definida y exacta. Su música auténtica. Ellos no permitían que las formas de las compañías discográficas alteraran su propuesta. Robbie Robertson, Garth Hudson, Levon Helm, Rick Danko y Richard Manuel ofrecieron lo que las almibaradas bandas no podían dar: Música sin adulterar, inconfundible.
Finalmente fue el turno de Allman Brothers. Los hermanos contaban con la reputación de no tener una actuación deslumbrante. Las composiciones de calidad y la excitante interpretación artística de la banda resistieron las críticas mediocres. Dickey Betts había asumido el papel dejado vacante por la muerte de Duane Allman. Era un gran vacío por llenar, pero Dickey lo estaba haciendo. Tenía confianza y por sobre todo agresividad. Él y Greg Allman fueron los líderes que marcaron la dirección del grupo. En términos de comparación, ni los Dead ni The Band midieron la ebullición general de los Allman con la canción “In Memory Of Elizabeth Reed”. Todo salió muy bien.
Eran las dos de la mañana, la multitud se había encogido considerablemente, pero como se había prometido, el evento concluiría con un gran alboroto. Parte de los miembros de Grateful Dead y The Band salieron al escenario. La última canción fue una versión de “Johnny B. Goode” de Chuck Berry.
Watkins Glen había robado los titulares de la misma manera que lo había hecho Woodstock cuatro años antes, pero con menos intensidad. En una era en la que los festivales de rock fueron gigantes, el Summer Jam Festival de 1973 dejó su huella.