La canciller ha obtenido su cuarto mandato. Si bien ganan, los partidos más tradicionales pierden votos y se afirma la ultraderecha.
Angela Merkel consiguió un nuevo mandato como canciller, el cuarto, al afirmarse en las elecciones generales disputadas en Alemania. Su partido, los cristianos democráticos de la CDU en alianza con su versión bávara de la CSU consiguió el 33 por ciento. Los social demócratas de la SPD, socios en el actual gobierno, superaron el 20 por ciento. Pero si bien estos partidos tradicionales se afirmaron con la mayor cantidad de votos, se trata de los peores resultados en años, el partido de Merkel y los social demócratas han perdido casi el 14 por ciento de su caudal electoral.
Este voto de protesta ha sido captado principalmente por la ultraderecha que, en estas elecciones, ha conseguido ingresar en el Parlamento al superar el límite del 5 por ciento impuesto por las normas electorales. La Alternativa para Alemania, AFD, consiguió un notable 12,6 regresando al recinto legislativo luego de 60 años de ausencia. El discurso de su líder, Alexander Gauland, es populista y nacionalista, y ha incorporado corrientes xenófobas, antisemitas y racistas, apuesta a los temores que suscita un gobierno que ha permitido el ingreso al país de 750 mil refugiados, la cifra más alta en Europa. Se plantea como un hostigador del Gobierno en el Parlamento. Llama la atención el éxito de este partido en la ex Alemania del Este, donde ha superado el 20 por ciento en un territorio que se supone fue comunista.
Otra parte del descontento ha permitido el regreso de los liberales en el Parlamento. La FDP, obtuvo el 10,7 por ciento. Se sitúa así en un nivel cercano al de la izquierda y el partido verde.
Estos números son importantes para determinar la próxima coalición de gobierno, puesto que CDU/CSU no tienen los votos para asegurarse la mayoría. Hasta el momento han gobernado con los social demócratas. Pero, durante la campaña, su líder Martin Schulz ha insistido en que pasarán a la oposición intentando de este modo tomar distancia política de la gestión actual. ¿Seguirán en su postura? La segunda posibilidad aritmética es la de una coalición con los liberales de la FDP y los verdes. Eso supone volver compatibles programas de gobierno muy distintos entre sí. Los verdes se han presentado con dos candidatos, uno de origen turco pero nacido en Alemania, Cem Özdemir, y Katrin Göring-Eckardt, ex-presidente del sinodo della Chiesa evangélica, sería una apuesta por el país más volcada al futuro. Finalmente, una tercera opción, aunque es la menos probable, es la de un gobierno de minoría que acuerde puntualmente apoyos en el Legislativo.
De todos modos, el voto de los alemanes apostó por un camino que genera confianza y seguridad en un mundo que parece ser menos seguro. De hecho, la participación de los electores subió casi al 76 por ciento, 4,5 puntos más respecto de las últimas elecciones. El país más poblado de Europa, 82 millones de habitantes, una de las más ricas y poderosas economías del planeta sigue su camino, ordenado y previsible. Aunque en el horizonte aparecen los desafíos para convencer que el elegido es el camino más conveniente para todos.