Argentina enfrenta a Nigeria con la obligación de ganar para clasificar a los octavos de final del Mundial de Rusia.
Desde el pasado jueves, luego del 0-3 ante Croacia, hasta hoy ha sido infinita la cantidad de audios y videos “filtrados” que hicieron explotar las redes sociales. Más allá de los grandes partidos y desempeños que se están viendo en el Mundial, de las sorpresas, de las definiciones a último momento, de las jugadas revisadas con el VAR y tantos otros aspectos, el foco –por lo menos desde Rusia a la Argentina– está centrado en los problemas internos, futbolísticos y extrafutbolíticos, de una Selección Nacional que atraviesa una de las peores tormentas de los últimos tiempos.
Son repulsivas algunas imágenes y coberturas periodísticas de ciertos medios de comunicación que, más que investigar e informar, transmiten a “boca de jarro” todo lo que pasa por sus teléfonos. “Tengo la primicia”, “Alguien de adentro de la concentración me dijo”, “Sé por una fuente directa”, etc., son de los latiguillos que parecieran otorgar impunidad a la cantidad de rumores que circulan en los dispositivos móviles de todos gracias a la cuestionable “viralización” de situaciones que son privadas pero que terminan siendo públicas.
En ese contexto, hay un plantel que hoy se juega la clasificación a los octavos de final. Un equipo que hasta ahora no ha demostrado nada de lo que supo ser no mucho tiempo atrás y que cuenta con una de las mejores generaciones de futbolistas que ha dado la Argentina en los últimos tiempos, que está diciendo adiós a una etapa con la camiseta nacional y que no ha podido concretar en títulos todo lo bueno que han hecho. Como venimos diciendo desde hace más de dos años, tres finales consecutivas no son para despreciar, al contrario, aunque el exitismo reinante haga trizas cualquier ciclo, incluso aquellos en los que había proyectos a largo plazo.
Se sabe que los jugadores son quienes toman las decisiones dentro de un campo de juego. Y ellos tienen buena responsabilidad por rendimiento de este momento. Pero también los futbolistas, inclusive los más importantes del mundo, necesitan de un orden y liderazgo más allá de la línea de cal. Hoy parecería que ese timón está suelto, y que quien lo toma circunstancialmente pega golpes hacia un lado o hacia otro, sin un rumbo fijo. Los dirigentes de la AFA en primer lugar.
A pocos minutos de que comience a rodar la pelota en este decisivo partido ante Nigeria, ya no hay tiempo para audios filtrados. La mente de toda la delegación está puesta en lograr el primer objetivo: acceder a los octavos de final. En las tribunas hay miles de argentinos que se preparan con la única intención de alentar al equipo. Y en la Argentina hay más de 40 millones haciendo fuerza para que esta magnífica legión de jugadores demuestren ese amor propio, y ese fútbol, que los llevó a estar bien arriba en la consideración de todos. La Selección tiene una nueva oportunidad y es el momento de aprovecharla.