Una acusación del ex senador Sergio Machado.
En Brasil no sólo tambalea el mandato de Dilma Rousseff. Como ya lo habían anunciado varios analistas, también el del presidente interino Michel Temer puede peligrar. Con la diferencia de que en el caso de Rousseff el impeachment ha sido motivado por irregularidades contables del presupuesto estatal, Temer, en cambio, está siendo involucrado en el escándalo Petrobras.
El presidente interino ha sido mencionado por Sergio Machado, ex senador y ex presidente de una subsidiaria de la estatal Petrobras, la empresa Transpetro, quien ha aceptado colaborar con la justicia a cambio de una reducción de su pena. Su declaración ha sido difundida por la Corte Suprema. En un extenso documento de cientos de páginas, Machado describe la forma en que operaba en Transpetro, similar a la ya descubierta en las vastas investigaciones sobre
Petrobras, en la que se otorgaban contratos amañados con precios inflados a empresas privadas, a fin de repartir las diferencias entre directores de la compañía y políticos. Parte de ese dinero era entregado a los partidos políticos bajo forma de “donaciones legales” a utilizar en las costosas campañas electorales, sin embargo provenía de una red de corrupción que realizó enormes desfalcos por varios miles de millones de dólares, con la sospecha de que también se han desviado recursos de otras empresas públicas.
En su confesión Machado relata los contactos con Temer, siendo en ese momento vicepresidente, quien le solicitó en 2012 financiar la campaña electoral de un candidato del partido en el que ambos militan, el PMDB. Queda claro en el texto que Temer sabía que se trataba de dinero ilícito. Además de sus declaraciones, Machado aporta grabaciones de conversaciones con los implicados por sus afirmaciones, que son una veintena de políticos del PMDB y también del PT, el partido de la presidenta Ropusseff, el partido comunista (PDdoB), el Partido Progresista (PP), los social demócratas del PSDB, los demócratas del DEM. Todos sabían que se trataba de financiaciones ilícitas.
Temer sustituyó en la Presidencia de Brasil el pasado 12 de mayo a la mandataria Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones para responder a un juicio de destitución, y hasta ahora su nombre no había aparecido en ninguna de las decenas de delaciones obtenidas por los tribunales en la investigación sobre Petrobras. Sin embargo, dos de sus ministros tuvieron que renunciar debido a grabaciones realizadas por Machado en las que los implicados manifestaban la necesidad de apartar a Rousseff para poner frenos a la Justicia que investiga el escándalo Petrobras. Otro ministro, Henrique Eduardo Alves, también aparece entre los políticos involucrados con los fondos ilícitos.
El golpe que recibe el Gobierno de Temer es muy fuerte desde el punto de vista moral y político. Desde el vamos había causado muchas perplejidades que él mismo y siete de sus ministros estaban siendo investigados en el marco del escándalo Petrobras, al tiempo que otros dos miembros destacados de su partido, el presidente de Diputados y el del Senado también lo son. En el caso del titular de la Cámara Baja, ya ha sido apartado de su cargo al haberse descubierto cuentas por varios millones de dólares en el exterior.
Según los términos del acuerdo de cooperación con la Justicia, Machado se ha comprometido a devolver más de 20 millones de dólares mal habidos a cambio de una condena que no supere los 20 años de prisión a cumplir en un régimen de prisión domiciliaria. Las penas aplicadas por los jueces, en efecto, están siendo muy duras y hasta el momento son varias decenas los políticos y empresarios arrestados o ya juzgados.