Uruguay confirma una importante tendencia en el cambio de su matriz energética. En lo que va del año, el 98 por ciento de la energía eléctrica producida proviene de fuentes renovables. El dato fue aportado por el presidente de la empresa estatal eléctrica (UTE), Gonzalo Casaravilla, quien destacó que esto se debe a la combinación de las importantes fuentes hidráulicas, con las fuentes eólicas, fotovoltaicas y biomasa.
Casaravilla realizó sus declaraciones durante un encuentro con empresarios e inversionistas del sector que se desarrolló en la sede de la Cámara Española de Comercio, Industria y Navegación de Uruguay, en Montevideo. El presidente de UTE señaló ante todo las buenas inversiones realizadas en el pasado con la construcción de importantes represas hidroeléctricas, las que producen la mitad de la energía que necesita el país, a las que se suman las fuentes de generación eólicas y solar, que aportan otros 40 por ciento. En estos años, hubo un desarrollo importante también del sector eólico, que ha sido incentivado por el Gobierno. Finalmente, las fuentes producidas por biomasa aportan otro 8 por ciento.
“Este año en particular, como fue un año con buen aporte en las represas, ya llevamos en el promedio del año un orden del 98 por ciento de energía eléctrica del Uruguay renovable”. Las centrales térmicas prácticamente han sido utilizadas, pero sustancialmente para producir la energía necesaria para ser exportada en la región, añadió el titular de UTE.
Uruguay se ubica como el más avanzado en la región en energías renovables y eso gracias a los procedimientos de inversión como contratos de compra de energía (PPA por sus siglas en inglés), fideicomisos, y sociedades anónimas, entre otras. Casaravilla explicó que para el cambio de la matriz eléctrica se invirtieron en torno a los 3.000 millones de dólares en energía eólica, otros 500 millones fueron invertidos en proyectos de energía solar, al tiempo que en fuentes de microgeneración se invirtieron otros 15 millones de dólares.
Para la producción de biomasa se hizo “buen uso de los residuos como cáscaras de arroz, plantas de aserraderos o procesamiento de madera y también las plantas de celulosa que vuelcan todos sus excedentes a la red eléctrica”, manifestó el presidente de la entidad. Uruguay, en efecto es un gran productor de arroz, en el este del país, y de pulpa de celulosa luego de un proceso de forestación, comenzado en 1990, que también lo señala como líder en este rubro. Casaravilla destacó que en biomasa se invirtieron unos 400 millones de dólares.
La solvencia productiva llevó a Uruguay a exportar energía, a Brasil y Argentina, en el orden de los 30 millones de dólares anuales. Si bien la crisis por la que pasan esos países inducirá a rever esos montos, la energía uruguaya sigue siendo objeto de demanda para su exportación. De ahí la intención en seguir desarrollando proyectos con socios internacionales.