El Gobierno aplicará a partir de octubre una nueva ley que obliga a las empresas a borrar cualquier rastro de odio de las plataformas.
El racismo y el odio deben ser erradicados. Sin duda, sirve la razón y la cultura como principal herramienta y sirve comenzar desde la edad escolar. Pero, mientras tanto, también se deben prohibir manifestaciones de odio que a menudo sirven de caldo de cultivo de grupos extremistas.
Alemania interviene en este complejo debate con una nueva ley obligará a empresas que utilizan internet, como Facebook o Twitter, a eliminar de manera expeditiva cualquier rastro de discurso de odio que se cuele en sus plataformas.
A pesar de que las leyes alemanas prohíben el uso de símbolos nazis, los ataques y manifestaciones de extrema derecha se suceden con cierta frecuencia. A finales de junio, el Parlamento alemán aprobó la polémica ley que permite imponer multas millonarias a aquellas empresas que no borren en un plazo de 24 horas comentarios racistas o que inciten al odio. Está previsto que la norma entre en vigor en octubre y las multas pueden alcanzar los 50 millones de euros.
El ministerio de Justicia alemán decidió castigar con sanciones a las empresas después de analizar durante meses el ratio de borrado de mensajes con contenido criminal y llegar a la conclusión de que era excesivamente bajo. La idea es extender los castigos que se aplican en la calle al mundo digital. El código penal alemán prohíbe la negación del Holocausto, el discurso del odio y así como el uso de cualquier gesto o símbolo nazi.
Por lo visto, se trata de una de las normativas más restrictivas del mundo. De hecho, ha habido debates intensos librados por organizaciones que defienden la libertad de expresión. Fruto de las críticas, la norma ha sufrido considerables modificaciones hasta llegar a su versión final.
Como antecedente, en 2016, el Ejecutivo prohibió una plataforma de Internet ultraderechista y dos de sus fundadores fueron detenidos. El Gobierno estimó que el foro denominado Altermedia Deutschland publicaba contenidos “racistas, xenófobos, homófobos, antisemitas y anti islámicos” y registró varios domicilios en Alemania.
Pese a los esfuerzos políticos y de la justicia, los ataques y manifestaciones de grupos neonazis se siguen produciendo. La llegada de 1,2 millones de refugiados, la mayoría procedentes de Siria, en los últimos dos años ha disparado las agresiones racistas a centros de demandantes de asilo y los comentarios xenófobos en las redes.
Los servicios de inteligencia interior de Alemania vigilan a más de 24 mil personas vinculadas a la derecha extrema, con un incremento de más del doble respecto del año pasado. De estas 24 mil, una mitad estaría dispuesta a recurrir a la violencia, según las autoridades.