De cara a las elecciones del semana.
Como supo ver con lucidez Aristóteles hace ya más de 2000 años, el análisis de la política (eso que hoy llamamos ciencia política) produce un tipo de conocimiento distinto, por ejemplo, al de las ciencias naturales, dado el nivel de incertidumbre y contingencia que caracteriza todas las realidades humano sociales. Partiendo de esta premisa, presentamos a continuación algunas claves de lectura de lo que serán las próximas elecciones PASO del domingo 13 de agosto.
- En términos formales, el sentido genuino de las elecciones primarias es definir las candidaturas dentro de cada partido o alianza de cara a los comicios generales de octubre. Sucede que este objetivo queda totalmente distorsionado por varios factores (sobre todo por la renuencia de los mismos candidatos a disputar internas), y esto contribuye por un lado a deslegitimar una herramienta útil como las PASO y, por otra parte, a convertirlas prácticamente en una gran encuesta nacional. Vayamos ahora estrictamente a lo político.
- Analogía futbolera mediante, si las PASO fuesen un torneo de fútbol, cada equipo está más preocupado en cuidar su propio arco que en buscar hacer muchos goles. Digámoslo así: antes que jugar como el Barcelona de Messi y ganar por varios goles jugando de manera vistosa, los diferentes equipos (partidos o alianzas) han privilegiado una estrategia defensiva que les permita no sufrir demasiados reveses y apuestan, más bien, a imponerse por la mínima diferencia. Como sostuvo hace unas semanas el politólogo Sergio Berensztein “el esfuerzo inicial de los contendientes no está centrado en ganar nuevos apoyos sino en retener a quienes ya los han votado” (Perfil, 2/7/2017).
- Otro elemento a tener en cuenta es no confundir la publicitada batalla política que se da en provincia de Buenos Aires con la importancia de las PASO a nivel nacional. La concentración comunicacional en manos de los medios porteños no ayuda a comprender la extensión nacional de las siguientes elecciones. Recordemos que, además de cargos provinciales o municipales, lo que se elige en todo el país son diputados y senadores que renovarán, respectivamente, la mitad de la cámara baja (127 bancas) y un tercio de la cámara alta (24 bancas). Obviamente el enfrentamiento entre la ex presidente Cristina Fernández (Unidad Ciudadana) y Esteban Bullrich (Cambiemos) despierta naturalmente un interés político superlativo, pensando sobre todo en términos simbólicos y de gobernabilidad, pero esto no debe hacernos perder de vista que, en términos institucionales, lo que está en juego es la conformación del Congreso Nacional a partir de diciembre.
- Precisamente, luego de las generales de octubre quedará plasmado en el Parlamento nacional un nuevo equilibrio de fuerzas. Es muy probable (al igual que lo que viene sucediendo desde diciembre de 2015) que ninguna alianza consiga establecer claras mayorías en ninguna de ambas cámaras. Es decir, ni el oficialista Cambiemos, ni el Peronismo en plena etapa de reestructuración, ni la fuerza encabezada por Sergio Massa, conseguirán controlar per se el poder legislativo nacional. Este panorama vislumbra para el gobierno el desafío de trabajar y forjar acuerdos políticos con otras bancadas para llevar adelante su agenda legislativa. Cabe destacar que 2016 fue un excelente ejemplo de trabajo conjunto en este sentido.
- Antes que la tan comentada polarización creemos que sería más correcto hablar de unas elecciones multipolares. Tanto las PASO como posiblemente las definitivas de octubre, serán más bien elecciones que, a nivel de resultados nacionales, arrojen un mapa político dividido en tercios, con Cambiemos, Unidad Ciudadana y UNA disputando el poder en los principales distritos.
- Por el lado de la alianza gobernante Cambiemos (PRO-UCR-Coalición Cívica) consolidará en estas PASO su llegada federal a todas las provincias, pero esta expansión territorial se sostiene en varios casos sobre alianzas políticas inestables y no siempre sencillas de mantener en el tiempo. Los años dirán lo suyo.
En cuanto a los resultados, es posible que Cambiemos aumente su presencia en el Senado y en Diputados, pero sin llegar a obtener mayorías o quorum propio. El gobierno nacional necesita ganar imperiosamente en algunos distritos claves para dar certeza interior y exterior de fortaleza y gobernabilidad, y conjurar así el karma político que se cierne sobre los gobiernos no peronistas y su presunta incapacidad de conducción política hasta la finalización de sus mandatos.
Es probable que gran parte del electorado de Cambiemos que votó a Macri en octubre de 2015 (34,15% de los votantes) vuelva a escoger a sus candidatos. La principal duda radica, no obstante, en qué opción tomarán aquellos más de 4 millones de ciudadanos que, si bien votaron al actual presidente en el ballotage de 2015, no lo habían escogido en la primera vuelta. Podemos suponer que esta franja de votantes más “independientes” evaluará -en base a este primer año y medio de gestión- entre respaldar el rumbo tomado o corregirlo dándole su voto a una opción opositora.
Por último cabe mencionar que no sólo el presidente Mauricio Macri observa con suma atención la dinámica electoral, también lo hace la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, quien figura con elevados índices de aceptación popular y en quien recaen las aspiraciones presidenciales de gran parte del oficialismo de cara al 2019.
- Por el lado de las oposiciones (atención al plural) se muestra un panorama ciertamente fragmentado. El principal factor que contribuye a esta fragmentación es el proceso de reacomodamiento interno que se está dando dentro del Partido Justicialista a nivel nacional (cuyo universo de votantes promedia históricamente el 60% del padrón). Varios liderazgos personales y territoriales concurren en esta competencia por captar apoyos partidarios y adhesión popular: la ex presidente Cristina Fernández, el ex intendente de Tigre Sergio Massa, el bonaerense Florencio Randazzo, o la denominada “liga de gobernadores” con nombres importantes como el de Juan Manuel Urtubey. Más allá de presentarse en estas próximas elecciones bajo el sello orgánico del PJ o recurriendo a denominaciones coyunturales, cierto es que estos avezados dirigentes están dando una lucha muy fuerte por capitanear la reorganización del peronismo de cara a las presidenciales de 2019. De la performance de sus listas legislativas el próximo domingo dependen en gran medida sus aspiraciones a futuro.
Frente a este panorama, el electorado abiertamente opositor a Cambiemos o crítico de esa gestión, se dispersará entre varias opciones electorales. Esto, en principio, podría significar una ventaja para el oficialismo dado que le evita enfrentar una oposición unificada, pero este presagio no es tan seguro, dado que habrá que observar cómo se comportan los votantes luego de las PASO de cara a las elecciones definitivas de octubre (el famoso voto útil).
- Resumiendo: estas elecciones PASO nos ofrecen la posibilidad de seleccionar aquellos candidatos a legisladores nacionales que competirán en octubre. Por el lado de Cambiemos, la alianza gobernante se presenta con la necesidad de revalidar títulos y ampliar su peso específico en el Congreso, en modo de tener más fuerza de negociación legislativa de cara a la segunda mitad de su gobierno. Dentro de la oposición, sobre todo del universo justicialista, la lucha por ganar bancas está íntimamente conectada con una lucha mucho más silenciosa, pero no menos real, por la reorganización del partido y su conducción. Un peronismo que en varios distritos va a internas entre sus componentes más tradicionales y los fragmentos de lo que fue el Frente para la Victoria. Sergio Massa y su fuerza observan el panorama y lucharán, con el inestimable apoyo de Margarita Stolbizer, por permanecer en la palestra como alternativa presidenciable. Por su parte, el Frente de Izquierda (de notable crecimiento durante los últimos años) y otras fuerzas menores bregarán por meterse en las elecciones definitivas y hacer oír sus reclamos cada vez a más ciudadanos.
Mientras tanto la vida sigue y la política, como decía Aristóteles, sigue siendo aquella actividad más sublime a través de la cual los humanos podemos procurarnos un futuro mejor, o como dijese Chiara Lubich, sigue siendo el amor de los amores.