En la despedida de Diego Milito del fútbol profesional, dos niños conmovieron con esta imagen.
El fútbol encierra pasiones que son difíciles de explicar. Siempre ha sido así. El amor por la camiseta que se mama “desde la cuna”, como reza más de una canción en la tribuna, crece con el correr de los años en muchos chicos que sueñan con jugar alguna vez enfundados con los colores del alma. O bien, son capaces de todo para estar cerca de sus ídolos, esas personas de carne y hueso que por defender la camiseta amada por muchos habitan en un sitio privilegiado en el corazón de los hinchas.
Y mientras el fútbol se está viviendo cada vez con mayor histeria y violencia, precisamente por aquellos que no entienden del verdadero amor por los colores, o mismo por futbolistas que confunden la agresividad deportiva con la agresión directa, hay escenas que quedan inmortalizadas, como la de estos dos “purretes” deseosos de llevarse un guiño, al menos, de su ídolo Diego Milito, que era protagonista de un homenaje por su retiro de la actividad profesional.
Una imagen que encierra muchas otras, que habla no sólo de pasión, sino de la manera con que puede vivirse ese amor. Solidaridad, amistad y, sobre todo, la posibilidad de dar incluso cuando creemos que no tenemos nada para ofrecer. Después de brillar a los pies de la tribuna con una pelota entre su pie y sus muletas, puso éstas a disposición de su amigo para que ambos pudieran disfrutar de un momento que quedará guardado en sus retinas, al igual que quedará tallado a fuego en el corazón este gesto conmovedor.