Una Protesta que dividió la humanidad, hoy nos une

Una Protesta que dividió la humanidad, hoy nos une

Del 4 al 11 de junio se celebra en el hemisferio sur la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

En 1517, en Alemania, un fraile agustino, llamado Martín Lutero, clavó en las puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg su proclama de 95 puntos sobre lo que él consideraba abusos en la Iglesia de su tiempo. La proclama se difundió con una velocidad inusual, merced a la utilización de la imprenta.

La Reforma provocaba un cisma dentro de la Iglesia Católica, nacía el Protestantismo, en virtud de los tiempos de “flojedad” en ciertos estamentos del catolicismo.

El cisma movió las aguas, y las personas quedaron de uno u otro lado, conforme a sus creencias. Cuestión que se fue remontando muy lentamente, y en el siglo XX, se realizaron importantes avances, en pro, ya no de la unidad, sino del mutuo entendimiento y trabajos conjuntos, a través del diálogo interreligioso y las celebraciones ecuménicas.

Este acontecimiento ha sido un tema controvertido en la historia de las relaciones intereclesiales en Alemania también en los últimos años. Por eso, la Iglesia Evangélica de Alemania (EKD) ha estado preparando este aniversario desde 2008, centrándose cada año en un aspecto concreto de la Reforma. La EKD también ha invitado a sus interlocutores ecuménicos en varios niveles para que ayuden a conmemorar los acontecimientos de 1517.

Después de extensos y a veces difíciles debates, las Iglesias de Alemania han alcanzado el acuerdo de que la forma de conmemorar ecuménicamente la Reforma debía ser con una Christusfest, una celebración de Cristo. Si se pone el énfasis en Jesucristo y en su obra reconciliadora como centro de la fe cristiana, los interlocutores ecuménicos de la EKD (católicos romanos, ortodoxos, baptistas, metodistas, menonitas y otros) podrían participar en las celebraciones del aniversario.

Si se tiene en cuenta que la historia de la Reforma se ha caracterizado por una dolorosa división, este es un logro muy considerable.

La Comisión Luterano-Católico Romana sobre la Unidad ha trabajado mucho para llegar a un entendimiento compartido de la conmemoración.

Su importante informe Del conflicto a la comunión reconoce que las dos tradiciones se acercan a este aniversario en una época ecuménica, con los logros de 50 años de diálogo a sus espaldas y con una comprensión nueva de su propia historia y de la teología. Separando lo que es polémico de las cosas buenas de la Reforma, los católicos ahora son capaces de prestar sus oídos a los desafíos de Lutero para la Iglesia de hoy, reconociéndole como un «testigo del evangelio» (Del conflicto a la comunión, 29). Y así, después de siglos de mutuas condenas y vilipendios, los católicos y los luteranos en 2017 conmemorarán por primera vez juntos el comienzo de la Reforma.

De este acuerdo y del más amplio contexto ecuménico surge el potente tema de este año de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos:  «Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia (2 Co 5, 14)».

El lema da forma a las reflexiones de ocho días, un octavario, que reflexiona acerca de

Día 1: Uno murió por todos

Día 2: Ya no vivan más para sí mismos

Día 3: A nadie valoramos con criterios humanos

Día 4: Lo viejo ha pasado

Día 5: Una nueva realidad está presente

Día 6: Dios nos ha reconciliado con él

Día 7: El ministerio de la reconciliación

Día 8: Reconciliados con Dios

En la celebración ecuménica, el hecho de que Dios haya reconciliado consigo el mundo, ya es motivo para celebrar. Pero esto también tiene que incluir la confesión de nuestras faltas, antes de escuchar la proclamación de la Palabra y beber del profundo pozo de la misericordia de Dios.
Solo entonces podremos dar testimonio ante el mundo de que la reconciliación es posible.

Esta celebración tiene lugar en el hemisferio boreal durante el mes de enero. Por cuestiones que desconozco, pero quizá tengan que ver con el parate de las actividades durante el mes estival, en el sur del mundo, se para la pelota, hasta la llegada del Espíritu Santo. Precisamente, este domingo, 4 de junio, estaremos recibiéndolo, a 50 días de la Pascua de Resurrección.

Por eso, fortalecidos con el arribo del Paráclito, se nos invita a dialogar y rezar junto a hermanos de diversas confesiones, durante el octavario, del 4 al 11 de junio. Ocasión preciosa, para valorar las diferencias,  enriquecernos mutuamente y decir juntos:

Dios de toda bondad,
te damos gracias por habernos reconciliado
a nosotros y a toda la creación contigo en Cristo.
Capacítanos a nosotros, a nuestras congregaciones
y a nuestras Iglesias para el ministerio de la reconciliación.
Sana nuestros corazones y ayúdanos a propagar tu paz.
«Donde haya odio, que sembremos amor; donde haya ofensa, perdón;
donde haya duda, fe; donde haya desesperación, esperanza;
donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, gozo».
Te lo pedimos en el nombre de Jesucristo, por el poder del Espíritu Santo.
Amén.

Fuente: Consejo Mundial de Iglesias – www.oikumene.org

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