Comenzó una ¿nueva? etapa en el fútbol argentino con la presidencia de Claudio Tapia en la AFA. ¿Podrá encausar la organización de un deporte en la que pocos argentinos creen?
La pasión por el fútbol no morirá jamás en la Argentina. Podrá disminuir en algunos casos y aumentar en otros, pero los sentimientos que se mueven en la inmensa mayoría de los 40 millones de argentinos estarán a flor de piel cada vez que ruede una pelota. Y en los tiempos que corren, ese enorme amor por el fútbol es, sin dudas, potencial de grandes negocios.
La AFA tiene el gran desafío de recuperar su imagen, bastardeada por dirigentes que no han tenido escrúpulos para mostrarse mezquinos e interesados en los réditos, políticos y económicos, que podían darle un deporte que mueve millones.
La organización de los torneos locales, el andar de la Selección Nacional, el posicionamiento de la marca “Selección”, la violencia, la televisación de los partidos, y muchos otros frentes tiene abiertos el flamante presidente, Claudio “Chiqui” Tapia, y sus compañeros de Comité Ejecutivo.
¿Son ellos los adecuados para repensar el futuro del fútbol argentino? ¿No fueron ellos parte de la AFA que se derrumbó a pedazos? Claramente tendrán que demostrarlo y es posible que merezcan una oportunidad para ganarse la confianza de la opinión pública. Pero en el inconsciente colectivo aparecen el pasado político de muchos de los “popes”, como son los Moyano, o mismo las escuchas telefónicas del presidente de Boca, hoy vicepresidente de la AFA, para intentar reducir penas a sus futbolistas.
Todo es muy reciente. Todavía hay restos de contaminación. No será fácil la desintoxicación del fútbol argentino. Y habrá que ver si estos “nuevos” dirigentes tienen el remedio.
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y los simpatizantes del futbol y/o socios de los clubes y ciudadanos nos lavamos las manos no nos metemos…