Las partes comenzaron ayer en Quito un histórico proceso. La segunda guerrilla del país, dispuesta a deponer las armas.
La capital de Ecuador fue sede ayer de la inauguración de la primera sesión de las “Mesas Públicas de Diálogos para la Paz en Colombia”. En el acto que dio comienzo al proceso de paz con la segunda guerrilla del país, las partes manifestaron sus puntos de vista y sus expectativas al respecto. Y si se conocía la postura del Gobierno colombiano, había mucha expectativa respecto del enfoque del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
El jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, manifestó la necesidad de que ambas partes demuestren voluntad de cambio y abogó por alcanzar una serie de “acuerdos sucesivos proyectados a materializar un cese bilateral del fuego”. Durante las negociaciones con las FARC, finalizadas el año pasado y duradas casi cuatro años, recién en el último año se alcanzó un cese el fuego formal de la guerrilla y “de facto” del Gobierno. Para que sea bilateral, es preciso que la guerrilla suspenda toda actividad militar hostil y libere a sus secuestrados.
“Unámonos alrededor de las coincidencias y dejemos a un lado lo que nos separa”, declaró Beltrán quién aseguró que el ELN está dispuesto a llevar adelante los cambios necesarios “con tal de que se abran las puertas a una democratización del país”.
Según el guerrillero también el Gobierno debe asumir la necesidad de efectuar cambios, y se dijo preocupado por la persecución a quienes cuestionan “el modelo económico y el régimen imperantes”. Para acabar con los enfrentamientos es necesario “reconocer que el conflicto social y político continuará” y que es necesario el diálogo, señaló al tiempo que subrayó la importancia de avanzar en la “solución política del conflicto”. “Estamos dispuestos a asumir nuestra responsabilidad” por los hecho del conflicto “y esperamos que los líderes de la otra parte hagan lo mismo”, aseveró.
Es ésta una de las partes más delicadas de la negociación. El ELN mantiene un fuerte enfoque ideológico, por lo que la discusión sobre el modelo económico imperante resulta ser clave. Sin embargo, es un tema que el Gobierno no ha querido encarar en el proceso de paz con las FARC, considerando que se trata de un aspecto político y que las negociaciones deben apuntar a poner fin a la violencia armada.
Beltrán destacó la participación de la sociedad en el proceso para lograr una democratización de la vida del país “pero se requieren garantías para que la gente se anime a participar y para que no sea victimizada”. Aludiendo al elevado grado de desigualdad, el negociador del ELN sostuvo que su grupo mantendrá la presión social y la resistencia ante “quienes se aferran a sus privilegios”.
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