Proteccionismo y creación de empleo, mayor rigor en tema de emigración y de la corrupción. La incógnita sobre el Acuerdo de París en materia de cambio climático.
En un comunicado de un par de minutos emitido en video, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció algunas de las medidas que adoptará en los primeros 100 días de su gobierno. Y la primera está destinada a dejar a su país fuera del cuestionado tratado comercial con el Pacífico que, a juicio de Trump, es “un desastre potencial para nuestro país”. En lugar de la Asociación Transpacífica (TPP, en sus siglas en inglés), su gobierno impulsará acuerdos comerciales bilaterales “que devuelvan los empleos industriales a orillas de América”.
Siguiendo esta línea guía, Trump pretende también revisar el tratado de libre comercio con Canadá y México (NAFTA) al que atribuye la destrucción de empleo.
El propio presidente Barack Obama, que quedará en el cargo hasta el 20 de enero, ha renunciado a impulsar en el Congreso el TPP para ratificarlo, por considerar que la iniciativa está herida de muerte. El proyecto abarca un área de libre comercio entre 12 países que se asoman al Océano Pacífico, bajo el liderazgo de los Estados Unidos y de Japón, pero sin incluir China.
El millonario también anunció restricciones en materia de inmigración, aunque no se refirió a las deportaciones masivas que mencionó durante su campaña y luego de su elección y tampoco mencionó la construcción de un muro fronterizo con México. El futuro presidente dedicará al Departamento de Empleo a “investigar todos los abusos de los programas de visado que minan al trabajador estadounidense”. “Mi agenda estará basada en un principal básico sencillo: poner a América primero”, afirmó Trump.
En su mensaje, el próximo inquilino de la Casa Blanca, se refirió a nuevas incompatibilidades entre los grupos de presión y los políticos de Washington con la intención de frenar la corrupción política. Luego de dejar el servicio público, cualquier funcionario de la administración estatal no podrá participar de grupos lobistas. Es un hecho real que frecuentemente funcionarios públicos, luego de acumular información sobre aspectos internos administrativos pasan a integrar la red de lobis que intervienen en el Congreso defendiendo sus intereses. Trump también anunció medidas de seguridad contra cyberataques y no habló del fin de la reforma sanitaria de Obama, que durante la campaña prometió eliminar.
Se esperaban declaraciones vinculadas con la protección del medio ambiente. El presidente electo, es sabido, rechaza la idea de que el calentamiento global sea responsabilidad de la actividad humana. Trump dijo que cancelará “restricciones destructivas para el empleo”, lo que incluye el shale gas y el carbón limpio, lo que, en su opinión, “creará mucho millones de puestos de trabajo bien pagados”. Su postura puede afectar notablemente el Acuerdo de París sobre cambio climático firmado hace casi un año por Barack Obama, debido a que junto con China los Estados Unidos es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero.
Mientras el nuevo presidente sigue estudiando la composición de su gabinete (será clave la indicación del jefe del Pentágono), las señales indican una orientación hacia el cuidado de los recursos nacionales potenciando su economía, la que hasta ahora se ha anclado a su despliegue, también militar, como potencia global. ¿Pretende Trump dar continuidad a este rol pero en clave de cooperación con las demás potencias o por impericia no ha hecho todavía bien las cuentas de lo que ello implica?