El genial artista rosarino nos dejó el jueves 19 de julio de 2007. Lo extrañamos, lo añoramos y lo necesitamos. Por eso lo evocamos.
Enorme dibujante, poseedor de una prosa mejor aún. Todos sus escritos son un compendio de humor inteligente. Un hombre que cultivó el bajo perfil. Fana del balompié y las charlas de café.
Lo evocamos describiendo etapas de su vida. Personalmente, me gusta mucho más su escritura que su producción gráfica. Su tira Boogie el aceitoso, describió infinidad de absurdos en una época oscura.
1944: El 26 de noviembre nace en Rosario Roberto Fontanarrosa. Ese mismo mes aparece la revista “Rico Tipo”.
1954: Va a la cancha por vez primera a ver un partido entre Rosario Central y Tigre. Si hubiera que ponerle la música de fondo a la vida del Negro, sería la transmisión de los partidos de fútbol.
1957: Finaliza la escuela primaria: “Andá al industrial porque en la industria está el futuro del país. Lo que se estudia ahí tiene una aplicación”, le recomienda el padre. “Que haga lo que le guste, pero por si acaso que estudie inglés”, acota la madre al verlo copiar insistentemente los dibujos de “Rayo Rojo” , “Puño Fuerte”, “El Tony” y “Misterix”. Por esa época inicia el curso de los “12 Famosos Artistas” que la Escuela Panamericana de Arte dictaba por correspondencia.
1961: Negado para las matemáticas, la física y la química, Fontanarrosa deja el secundario después de repetir tercer año. No siente ninguna frustración por haber abandonado: se siente un precursor de la deserción escolar. De esos días, el único recuerdo agradable que conserva es el de los días miércoles al mediodía que salía del colegio para comprar en el kiosco “Hora Cero”.
1962: Se viste -por primera vez- de traje para viajar a Buenos Aires. En busca de trabajo llega a editorial Columba, donde le prometen un guión, pero la propuesta nunca se concreta y Fontanarrosa se vuelve a Rosario.
1963: Empieza a trabajar en la agencia de publicidad de Roberto Reyna y le va bien, aún a su pesar. Trabajaba sin la menor convicción. “Es que siempre me pareció imposible que una persona pueda comprar un vaso porque alguien se lo inculca en un aviso”.
1968: El año del Mayo francés, del asesinato de Martin Luther King y de la dictadura de Juan Carlos Onganía, Fontanarrosa publica su primer chiste: un policía muestra su bastón manchado de rojo-sangre dice “no hay ninguna duda, eran comunistas”. El trabajo -que recuerda al “palito de abollar ideologías” de Mafalda, dibujado más o menos para la misma época- aparece en la revista rosarina “Boom”. La publicación había convocado al dibujante para ilustrar las “tapas serias” en color. A falta de alguien que hiciera la página de humor, la dejan también “irresponsablemente” en sus manos.
1971: Año memorable para Rosario Central, que por primera vez sale campeón. Gol inolvidable el que hace Aldo Poy de palomita, gracias al cual los leprosos de Newells quedan eliminados en la semifinal. En homenaje a esa histórica jornada, Fontanarrosa escribió el cuento “19 de septiembre de 1971”, incluido en Nada del otro mundo, la compilación que Ediciones de la Flor publicó en el 88.
En pleno auge de la era James Bond, Fontanarrosa crea una parodia del agente secreto -75 páginas dibujadas en tinta china- , de la que sólo se publican capítulos en la revista rosarina “Tinta”. Boogie, el aceitoso, es el descendiente directo de este personaje que reeditará la Universidad de Rosario.
1972: Surge en Córdoba la revista humorística “Hortensia”, que llega a tirar más de cien mil ejemplares por números. Dirigida por Alberto Cognigni, colaboran en sus páginas Caloi, Brócoli, Lolo Amengual, Crist, Ian, y el propio Fontanarrosa, entre otros. Una gran vidriera para infinidad de capos. El Negro supera sus complejos y se lanzará a la historieta, “copiando sin asco a (Hugo) Pratt”. “Hortensia” fue la madre de sus dos hijos Boogie el aceitoso e Inodoro Pereyra, el renegau.
1973: La nueva contratapa del diario “Clarín” es un signo del fortalecimiento del género de la historieta y el humor gráfico argentinos, que ya no necesitan de modelos ni de nombres importados. Convocada por Caloi, se instala en el matutino toda una banda de humoristas autóctonos : Viuti, Tabaré, Altuna, Dobal, Ian, Rivero, Crist y – por supuesto- Fontanarrosa, que allí continúa. Desde entonces, muchos lectores empiezan a hojear el diario por la parte de atrás.
1974: Inodoro hace rancho aparte: Ediciones de la Flor publica la primera compilación de sus aventuras, puntapié de una serie que ya ha superado la veintena de volúmenes. A Boogie le bastó una bazuca y una granada de trotyl para conseguir -en buenos términos- que la editorial lanzará también el título inicial de su colección, que ahora ya tiene doce tomos.
1976: Inodoro se instala junto a la Eulogia y el Mendieta en el diario “Clarín”. Luego de pasar por diferentes secciones se incorpora a “Viva”, rediseñada revista dominical del matutino.
1979: Boogie toma por asalto las páginas del quincenario “Humor Registrado”. No se producen víctimas ni daños materiales. El autor recibió muchas cartas contra Boogie, pero las más preocupantes eran las que le llegaban a favor. “Eran una cosa terrible: tipos felices porque por fin llegaba alguien que les pegara a los negros y a las mujeres”.
1980: Fontanarrosa. Comienza a colaborar en la elaboración de los espectáculos de Les Luthiers.
1981: Editorial Pomaire publica Best Seller , novela inicial de Fontanarrosa. El mismo sello lanza, al año siguiente, El área 18, su secuela.
1982: El mundo ha vivido equivocado, sostiene Fontanarrosa en el título del primer libro de cuentos, publicado por Ediciones de la Flor. A él le siguen No sé si he sido claro, Nada del otro mundo, Uno nunca sabe, El mayor de mis defectos y La mesa de los galanes, entre otras compilaciones de relatos.
1984: Aparece en el mercado “Fierro”, una revista que promueve la experimentación temática, narrativa y técnica de la historieta, un género que – para entonces- ya ha perdido su ingenuidad inicial. A sus páginas se incorpora, algunos años después, la serie Semblanzas deportivas creadas por Fontanarrosa así como las aventuras de Sperman, un donante de esperma.
1985: Ediciones de la Flor reedita Best Seller, un verdadero éxito de ventas- tal como su nombre obliga – y también El área 18. Aparece, además, una novela nuevecita , La Gansada.
1994: Año mundial. El humorista es contratado por “Clarín” para comentar los partidos jugados por la selección argentina en los Estados Unidos. Hay que decirlo : en realidad, son narrados por la Hermana Rosa, una mentalista que predice los resultados. En 1994, además, recibe el Premio Konex.
Cultor del lenguaje, defensor de pobres y ausentes, elogioso de las malas palabras. El más querible de los canallas. ¡Gracias Negro!