El neurocientífico brasileño Miguel Nicolelis considera que el presidente Jair Bolsonaro se ha convertido en el “enemigo número uno del combate a la pandemia”, una errática gestión que, puede abocar al país a un “colapso nacional” en las próximas semanas.
“Bolsonaro es probablemente el enemigo número uno en el combate a la pandemia de todo el planeta”, asegura Nicolelis. El científico, profesor catedrático de la Universidad Duke de Estados Unidos, proyecta un escenario trágico en Brasil ante el descontrol de la pandemia, la cual prevé que dejará 3.000 muertos diarios a final de marzo, según su pronóstico “más conservador”.
Al ritmo actual de contagios y muertes, Nicolelis cree que la grave situación vivida en Manaos, la capital del estado de Amazonas (norte), será tan solo la punta del iceberg de un gran colapso a nivel nacional.
“Ahora tenemos una Manaos en cada región de Brasil”, afirma, en referencia a otras regiones del país que ya se han quedado sin camas en los hospitales, como Araraquara, en el estado de Sao Paulo, o Porto Alegre, capital de Río Grande do Sul, estado fronterizo con Argentina y Uruguay.
El médico también alerta de un “probable” colapso sanitario en Sao Paulo, la ciudad más rica y poblada de Brasil con doce millones de habitantes y cuyos hospitales han absorbido en los últimos meses a pacientes de otras localidades del país.
“Si el estado de Sao Paulo y la ciudad de Sao Paulo colapsan, lo que es muy probable en los próximos días si no se toman medidas más drásticas, no hay salida. No va a haber donde mandar a las personas”, advierte Nicolelis, quien durante meses coordinó el Comité Científico del Consorcio Nordeste para la covid-19.
Llamado al lockdown
Para el investigador, la única solución para evitar más muertes e ingresos en Brasil es la adopción de un confinamiento a nivel nacional, una decisión a la que se opone frontalmente Bolsonaro, uno de los líderes más negacionistas sobre la gravedad de la enfermedad.
Algunas de las regiones del país, como Sao Paulo o Brasilia, han decretado el cierre de todos los comercios y servicios no esenciales, mientras que otros estados han adoptado toques de queda, pero las restricciones y posibles sanciones son mucho menos severas que las adoptadas en otros países del mundo.
“La pandemia salió de control en noviembre y explotó a comienzos de año. El mayor problema es el Gobierno federal, que nunca hizo nada. Los gobernadores tardaron demasiado para reaccionar y ahora han entrado en desespero. Está totalmente fuera de control”, señala.
Además de un “lockdown” simultáneo en todo el país, Nicolelis considera urgente la implantación de un comisión nacional para revisar la estrategia de combate al virus, la aceleración entre 5 y 10 veces del proceso de vacunación y el cierre de los aeropuertos a nivel internacional.
“Con gran dificultad en la gestión central y sin posibilidad de un lockdown a no ser que los gobernadores se coordinen, el año de 2021 parece que ya está perdido en Brasil. Es probable que en el primer semestre de 2022 aún estemos en la crisis”, alerta.
Un reservorio de variantes
Brasil atraviesa el peor momento de la pandemia. Los datos confirman el recrudecimiento de la crisis sanitaria en el país, una situación que los científicos atribuyen en parte a la expansión de nuevas variantes más transmisibles y peligrosas.
Según el investigador, la fuerte y rápida transmisión del virus ha convertido a Brasil en el “mayor laboratorio a cielo abierto” de covid-19, un hecho que, a su juicio, va a “aislar” al país del resto del mundo.
“Los Gobiernos que combaten la pandemia deben de estar extremadamente preocupados con el hecho de que un país de 210 millones de habitantes esté completamente invadido por la COVID. Brasil es un reservorio que puede producir variantes que van contra los esfuerzos de acabar con la pandemia en el resto del mundo”, recalca.