Carta de la Congregación para los Institutos de vida consagrada con motivo de la XXV Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que la Iglesia celebra el 2 de febrero, Presentación del Señor.
El prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, cardenal João Braz de Aviz, y el secretario, monseñor José Rodríguez Carballo, dirigieron una carta a los consagrados y consagradas con motivo de la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor, que se celebrará el 2 de febrero.
“El próximo 2 de febrero celebraremos la XXV Jornada de la Vida Consagrada. En la basílica de San Pedro, a las 17:30 (hora de Roma), el papa Francisco presidirá una celebración eucarística, despojada de los signos y rostros alegres que la iluminaban en años anteriores, pero siempre expresión de esa gratitud fecunda que caracteriza nuestras vidas”, dice la misiva.
El prefecto destaca esta Jornada como “muy querida por todos nosotros, consagrados y consagradas, porque está dedicada a nuestra maravillosa vocación que, de diferentes maneras, hace resplandecer el amor de Dios por el hombre, la mujer y el universo entero”.
“Con esta carta queremos aligerar la distancia física que la pandemia nos ha impuesto durante tantos meses y expresar a todos y cada uno de ustedes y a cada una de las comunidades nuestra cercanía y la de quienes trabajan en este dicasterio”.
“Desde hace meses seguimos las noticias que nos llegan de las comunidades de las distintas naciones: hablan de desconcierto, de contagios, de muertes, de dificultades humanas y económicas, de institutos menguantes, de temores, pero también hablan de fidelidad probada por el sufrimiento, de valentía, de testimonio sereno incluso en el dolor o la incertidumbre, de compartir cada aflicción y cada herida, de atención y cercanía a los últimos, de caridad y servicio a costa de la propia vida”.
Pasar del “yo” al “nosotros”
También escriben que no pueden pronunciar todos sus nombres, pero sobre todos y cada uno de ellos piden la bendición del Señor para que sean capaces de pasar del “yo” al “nosotros”, conscientes “de encontrarnos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos”, tal como lo pidió el papa Francisco el pasado 27 de marzo.
En la carta, exhortan a los consagrados a ser “los samaritanos de estos días, superando la tentación de retirarse y llorar sobre uno mismo, o de cerrar los ojos ante el dolor, el sufrimiento, la pobreza de tantos hombres y mujeres, de tantos pueblos”.
Y además los invitan a poner la encíclica Fratelli tutti, “en el centro de su vida, formación y misión”.
“Una aspiración mundial a la fraternidad”, a soñar juntos para que “frente a las diversas formas actuales de eliminar o ignorar a los demás, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y amistad social”.
“Así, en el horizonte de este sueño que se entrega a nuestras manos, a nuestra pasión, a nuestra perseverancia, el próximo 2 de febrero será también este año una hermosa fiesta en la que alabar y agradecer al Señor el don de nuestra vocación y misión”
Y concluyen con la invocación a María, nuestra Madre, Madre de la Iglesia, mujer fiel, y a San José, su esposo, para encomendar a todos y cada uno de los consagrados y consagradas con la esperanza de que “se fortalezca en ellos una fe viva y amorosa, una esperanza cierta y alegre, una caridad humilde y activa”.
Fuente: AICA