Sean Connery: un dandi de película

Sean Connery: un dandi de película

El inmenso actor escocés Sean Connery nos dejó el sábado 31 de octubre, luego de una intensa vida de 90 años.

Connery quedará en la historia como el actor que moldeó a la perfección el personaje de James Bond, emblema de los espías pergeñado por Ian Fleming. El agente 007, fue uno de los personajes más populares del cine de todos los tiempos. 

Su última actuación en el cine fue en “La liga extraordinaria” (2003). De allí en más rechazó las propuestas que le llegaron, porque solo aceptaba roles protagónicos. Este “retiro voluntario” de sus últimos 17 años, no redujo su fama.

Connery fue un hombre de férreas convicciones que supo salir a tiempo del personaje del espía que lo llevó a la fama, evitando una prematura “jaula de oro”. Bien podría haber escrito algún libro sobre su trayectoria, pero algo lo frenó. “Estuve pensando en una autobiografía. Pero renuncié a hacerla porque tendría que pasar el resto de mi vida corrigiendo un montón de libros con datos falsos sobre mí”. 

Se había ganado su lugar con mucho esfuerzo, resultado de aunar talento y perseverancia. Así encarnó los conceptos de carisma y presencia cinematográfica. Su figura en la pantalla era magnética, y más que encarnar poses o cuestiones vanidosas, su talento interpretativo fue el sello de este actor inolvidable.

Orígenes

Había nacido el 25 de agosto de 1930 en un hogar humilde de Edimburgo. Su padre era camionero y su madre, empleada de limpieza. Dejó los estudios a los 15 años para ayudar a su familia. Trabajó como repartidor de leche, albañil, guardavidas y hasta pulió ataúdes. Se alistó en la Armada británica y hasta tuvo la oportunidad de hacer carrera en el fútbol, pero su destino era la pantalla. 

Fútbol

A los 23 años, Connery mostraba su habilidad en el fútbol y supo ganarse un lugar en el club escocés Bonnyringg Rose Athletic. Fue tentado por el Manchester United, donde le ofrecieron un contrato en los años 50. Connery declaró: “Un futbolista de élite inicia su decadencia con 30 años. En aquel momento tenía 23. Al final decidí ser actor, algo que resultó ser una de las cosas más inteligentes que he hecho”, reconoció.

Su vínculo con este deporte se mantuvo a lo largo de toda su vida. Hasta predijo la victoria que Racing obtendría el 4 de noviembre de 1967, al conquistar el torneo intercontinental (ver nota). Fue hincha del Glasgow Rangers, y compartió varias charlas con Claudio Caniggia, cuando el Pájaro formaba parte del plantel escocés.

Carrera artística

Empezó desde el fondo, como maquinista del King’s College. Apareció por primera vez en el coro del musical South Pacific. De allí pasó a frecuentar elencos de programas de TV del Reino Unido en el último tramo de la década de 1950, hasta que llegó a encarnar un espía y su vida dio un vuelco. Obtuvo el papel de 007 luego de una rigurosa selección entre decenas de candidatos. Parece que el complejo y disputado casting se cerró luego de la opinión decisiva de la esposa de un productor, quien había quedado seducida por el estilo propuesto por Sean en las pruebas, y logró convencer al director de las virtudes de Connery. Este dotó a Bond de una cuota de fino humor, algo del propio Connery. Lo hizo a lo largo de siete películas donde personificó a James Bond. 

Luego de esta etapa en su carrera filmó más de 50 películas. Trabajó junto a directores como Alfred Hitchcock (Marnie), John Huston (El hombre que fue rey), Sidney Lumet (Negocios de familia) y John Milius (El viento y el león). Incursionó en la ciencia ficción de la mano de John Boorman  (Zardoz), en el cine de guerra con Ken Annakin (El día más largo)  y en las aventuras de época (Robin y Marian). Participó en Los intocables (Brian De Palma) y El nombre de la rosa (Jean Jacques Annaud, 1986). En Indiana Jones (Steven Spileberg), fue el padre del aventurero encarnado por Harrison Ford.

Su paso por Argentina

Vivió un mes en Argentina para filmar Highlander II. Durante esos 30 días, Connery se dio varios gustos: jugó al golf con Roberto De Vicenzo, rodó en los escenarios del Teatro Colón y en las majestuosas instalaciones del edificio de Aguas de Villa Devoto. Se alojó en el Hotel Alvear y se enamoró de las medialunas que allí se elaboraban. La química fue tal, que el propio hotel le remitía dos veces al año varias docenas. 

Aptitudes y deseos 

Poseía una voz notable, cuestión captada por el quinto beatles George Martin, quien recurrió a Connery para que grabara la versión de “In My Life” para un álbum tributo a Los Beatles.

Cumplió con casi todos sus deseos. Queda pendiente uno de sus anhelos: “Lo que más quiero en el mundo es la independencia de Escocia”, causa que defendió a capa y espada. 

Probablemente desde su celestial posición logre concretar este sueño.

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