A 80 años de su estreno.
En Los Angeles Times el pasado 8 de junio el guionista John Ridley pidió a HBO Max que removiera de su programación la película “Lo que el Viento se Llevó” (1939), porque glorifica al Sur de Estados Unidos anterior a la guerra civil (1860-1865) e “ignora los horrores de la esclavitud y perpetua los más dolorosos estereotipos de la gente de color”. Sin embargo, enfatizó que no cree en la censura y propuso la reprogramación de la película junto con otras que presenten un punto de vista diferente sobre la esclavitud y la Confederación. Casi de inmediato HBO Max retiró la película y anunció que la volverá exhibir, sin dar fechas, con una explicación previa que iluminará a los “espectadores-infantes.”
En Hollywood era un lugar común que la Guerra Civil como tema no fuese atractiva para convocar al público masivo. Por eso fue sorprendente que el productor David Selznick comprara los derechos de la novela de Margaret Mitchell, publicada con gran éxito en 1936, y pagara la cifra récord de U$S 50.000. El libro relata la vida de una familia de terratenientes de origen irlandés y católico de Georgia y de otros personajes en la época de la Guerra Civil. La protagonista es la hija mayor Scarlett O’Hara (Vivien Leigh) bella, caprichosa, ambiciosa y muy enamorada del joven Ashley (Leslie Howard), pero no correspondida. El joven se casó con la prima Melanie (Olivia de Havilland), buena y modesta. El coprotagonista es un caballero de Charleston, Carolina del Sur, Rhett Butler (Clark Gable), que corteja a Scarlett y tiene con ella una relación tormentosa, hilo principal del argumento. Es también la historia de la derrota de la Confederación, del fin de una era y de la forma de vida de la aristocracia esclavista del Sur.
Por mucho tiempo fue la película más cara y taquillera de la historia y, en su momento, la más larga (226 minutos). Participaron sucesivamente varios directores (George Cukor, Víctor Fleming, Sam Wood, y algunas escenas fueron dirigidas por el director de arte William Cameron Menzies), que renunciaban o eran destituidos por desacuerdos con el productor Selznick, a quién se atribuye la verdadera autoría del clásico. Cuando comenzó el rodaje, con la filmación del incendio de Atlanta, bombardeada por los yanquis, todavía no había sido elegida la actriz principal, papel disputado por las principales actrices de la época.
Los esclavos negros, en su mayoría sirvientes de la casa, son fieles a sus amos y bien tratados por éstos. Un personaje negro, la principal criada de la casa, es importante en la historia por su relación con Scarlett, a quien trata con la dureza que merece una joven malcriada. Por esta interpretación, Hattie McDaniel fue la primera actriz negra que ganó un Oscar. Otra criada, mucho más joven, es presentada como un poco tonta y muy miedosa cuando la guerra llega a la región.
“Lo que el Viento se Llevó” es una leyenda de la historia del cine norteamericano. Tiene defectos, quizás producto de la intervención de demasiados directores, pero, como en todas las grandes obras, hay imágenes que no podremos olvidar. Scarlett y los cuerpos de los soldados heridos que se acumulan en una calle de la ciudad de Atlanta, y, cuando la cámara se aleja, la aparición en cuadro de una descolorida y rota bandera confederada. Scarlett muerta de hambre y con una suciedad que la confunde con la tierra donde cayó agotada para devorar algo (¿papas?, ¿raíces?), y luego se levanta y grita que no será vencida; el incendio de Atlanta, la primera escena que se filmó. Como en esos tiempos no existían los efectos digitales colocaron tuberías con gasolina en viejos decorados de la película King Kong y provocaron un incendio real. No podía haber repeticiones de la toma. Eran guapos los productores aquellos. E imaginemos una escena detrás de las cámaras, en esa primera toma. Myron Selznick presentándole a su hermano David una actriz inglesa desconocida, de sonrisa encantadora y rostro perfecto, iluminado por el fuego de la escena. Había encontrado, por fin, a su Scarlett.
Ridley impugna la idealización de la Confederación y del intento de secesión. Es cierto que la película no exhibe la miseria de la esclavitud, ni los abusos y castigos. La película y la novela en que se basa toman algunos de los aspectos de ese período histórico. No puede ni debe incluir todos los temas y hechos de esa etapa de la historia norteamericana. La acumulación de conflictos y personajes afectaría la calidad del relato y el punto vista de la obra. Por otro lado, el error de muchas películas históricas es que, para no ofender a algún grupo, cometen el pecado del anacronismo, y presentan situaciones y personajes con una visión actual despojada de las características propias del tiempo que retratan.
El relato no miente cuando exhibe las consecuencias funestas de la guerra en el Sur. La famosa marcha del General Sherman hacia el mar, que atravesó la región a sangre y fuego, sin distinguir civiles y militares, incluyendo la destrucción de la ciudad de Atlanta, mostrada en la película, es un hecho histórico. Además, el personaje de Butler (Gable) critica y se burla de la Causa, como llamaban a su lucha los confederados.
Vivimos en una época en la que se quieren imponer visiones que no pueden ser controvertidas y supuestas verdades que no pueden ser cuestionadas. Se analizan películas y literatura sin considerar el contexto de los hechos históricos que relatan, o, como en el caso de “Lo que el viento se llevó”, la realidad de la época en que se filmó la película. La policía moral, con sus nuevas formas de censura, se está imponiendo y es propiciada, como en todas las dictaduras, con justificaciones morales. El peligro es que los autores actuales, asustados o convencidos, limiten su creatividad y provoquen un descenso en la calidad y valor de las obras.
La biblioteca de Alejandría fue quemada porque el Emir, según Borges, consideraba que si los libros se oponían al Corán debían ser destruidos y si lo vindicaban eran superfluos. Había una sola verdad y nadie podía cuestionarla. Siglos después hubo otra quema de libros en Europa, y monumentos arrasados en Asia porque ofendían lo sentimientos de los Talibanes. ¿Son exageradas estas comparaciones con el simple retiro de la exhibición de una vieja película? Por algo se empieza.