Un pozo donde abrevar fraternidad

Un pozo donde abrevar fraternidad

Red Latinoamericana de Tierras – El trabajo de esta red se vio reflejado particularmente en estos tiempos de pandemia, poniendo en luz el valor de la agroecología como respuesta a la seguridad alimentaria.

Hace más de dos años comenzamos a trabajar por el Programa Tierras. Éramos tres personas. Nos entrevistamos con campesinos de toda América Latina y el Caribe. De los entrevistados pedíamos la pasión por lo que hacían y capacidad de diálogo. Por nuestra parte, una gran escucha, invitar a mantener el contacto y manifestar la posibilidad de un encuentro presencial.

En febrero de 2020 se desarrolló en Tocancipá, Bogotá, Colombia, el encuentro presencial organizado por nuestro pequeño grupo al que definimos “Programa Latinoamericano de Tierras. Hacia una Fraternidad posible”. Fue auspiciado por el Instituto Universitario Sophia de América Latina y el Caribe, cuyo director, Osvaldo Barreneche, inauguró el encuentro.

Propusimos el diálogo como metodología, respetando y valorando la diversidad. Los 32 participantes, provenientes de casi toda Latinoamérica (faltaron solo 4 de los 22 países), pertenecientes a varias instituciones, expusieron sus actividades bajo una atenta escucha de los demás. Miradas, pensamientos y praxis diferentes confluyeron con una gran libertad en una serena y respetuosa fraternidad. Se formó una Red Latinoamericana de Tierras, que una participante definió como “un pozo donde abrevar fraternidad”.

La llegada de la pandemia

Esta red ha seguido en estrecho contacto y cuando sobrevino la pandemia se decidió unánimemente exponer las experiencias que existían en ella. Se organizó el 29 de mayo el conversatorio virtual: “En tiempos de pandemia: la agroecología como respuesta a la soberanía alimentaria”, y contó con una importante audiencia (1000 personas lo siguieron en directa y más en los días posteriores).

Comenzó con tres entrevistas a personas de la red y militantes en agrupaciones con mucha presencia en América Latina: Diego Montón (Argentina), integrante de la Vía Campesina; Dilei Aparecida (Brasil), del Movimiento Sin Tierra (MST); y Raúl Navas (Ecuador), del Fondo Populorum Progressio.

Diego Montón: La cuarentena produjo dificultades en las comunidades: en la producción y en el acceso a los mercados informales, ferias y aún los formales. Pero al mismo tiempo produjo una visibilización de la agricultura familiar y la agroecología, la cual ofrece precios justos y tiene un concepto de solidaridad para acercar alimentos. El costo de los insumos dolarizados impulsó una tendencia hacia la agroecología. Hay una creciente producción y venta de bioinsumos.

La agroecología propone organizar el consumo y la promoción y la democratización de la tierra. En tanto, enfrenta problemas como la idea de que los alimentos agroecológicos son caros y que el sistema de producción sin agrotóxicos puede ser tomado por el agronegocio y por la especulación. Es importante definir a qué llamamos agroecológico y generar un certificado agroecológico. En eso tienen que participar los campesinos.

No obstante, hay falta de políticas públicas, se debe repensar el rol de los alimentos y se necesitan políticas contra el hambre, que ya existe.

Realizar campañas de educación informal y en los planes de estudio de la educación formal. Redes como esta son importantes para difundir, crear una conciencia social e incidir en las políticas públicas.

Dilei Aparecida: El rol de la agroecología es central en momentos en que tenemos que defender las vidas humanas. La agroecología es un sistema de “bien vivir”, mientras que el mundo no cuidó de la naturaleza y las personas. Tenemos otra alternativa, la democratización de la tierra y la relación hombre, mujer, hijos y naturaleza.

En el MST hemos hecho campañas de donación de 6000 toneladas de alimentos para las poblaciones de las periferias de las ciudades que están pasando hambre.

Internamente estamos promoviendo la producción agroecológica: intercambiando experiencias entre las provincias, las cooperativas, con videos para los campesinos que no tienen internet. También hay videos sobre arte y cultura. Es un momento para promover el conocimiento.

Estamos haciendo campañas de donación pero también de venta de bolsones de alimentos en las ciudades, con entrega a domicilio.

En el estado de Paraíba implementamos la campaña de la “leche fraterna” en colaboración con el gobierno del estado: amigos de la ciudad depositan dinero que necesitamos y nosotros donamos leche, un total de 16.000 litros.

Proponemos un plan de emergencia de distribución de tierras y que el gobierno compre alimentos de la agricultura familiar. Necesitamos producir mucho e industrializar.

Tenemos relación con universidades y artistas famosos que difunden la agroecología y la causa de la reforma agraria.

Raúl Navas: La agroecología es una técnica productiva, social, cultural y política. Es pensamiento y espiritualidad. Las grandes empresas aplican la técnica de cultivo solamente, para responder a los mercados internacionales. En cambio, la agroecología la entendemos dentro de la agricultura familiar: es una forma de vivir, de cuidar la naturaleza. Lo importante en la finca es la persona, no el producto. Hay fincas familiares individuales que hacen agroecología, pero lo importante es la organización de comunidades.

Durante la pandemia los municipios se cerraron y los campesinos proveyeron de alimentos. Un diario local expresó: no se debe considerar importante solo a los médicos y enfermeras, los campesinos deben ser incluidos entre los agentes indispensables. La gente comenzó a vender canastas en las casas.

El estado no ve la agroecología, que sin embargo es una alternativa al sistema extractivista, capitalista.

Se proponen cadenas de comercialización cortas, rescate de productos tradicionales, bioseguridad y trazabilidad.

Luego hubo una cascada desde la “milpa” tradicional en grupos indígenas del Golfo de México, hasta la reconstrucción del bosque nativo en el sur de Chile en territorio mapuche, la experiencia de comer bien y mejorar la salud, la actividad de la Pastoral de Tierras de Brasil y muchas otras.

En fin, la belleza de un panorama variado y rico de realizaciones que fue una elaboración colectiva de la red latinoamericana.

Por Hernán Apezteguía, Susana Nuin y Rosario Tapiero

Publicado en la edición Nº 621 de la revista Ciudad Nueva.

*Para ver el conversatorio completo ingresar a https://www.youtube.com/watch?v=ZlpT9Tp14Ys

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