La superficie afectada por las llamas puede aumentar dramáticamente, con el comienzo de la temporada de incendios en diciembre.
En medio de una de las más severas sequías en un siglo, los incendios forestales han cobrado particular virulencia en la zona oriental de Australia. Más de un centenar de focos, algunos de los cuales están fuera de control, han arrasado con más de medio millón de hectáreas, en total, 574.000 desde el mes de julio.
Los bomberos señalan que la superficie afectada por las llamas podría aumentar dramáticamente puesto que recién comienza la temporada de incendios en el país, que en 2018 registró su tercer año más caluroso.
En el estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney, más de un millar de bomberos combaten 99 incendios, incluyendo 55 que arden sin control y 15 con niveles de emergencia, en una jornada de temperaturas por encima de los 30 grados y fuertes vientos. “Nunca hemos tenido tantos incendios a este nivel de emergencia”, dijo a la cadena local ABC el comisionado del Servicio Rural de Bomberos de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons, al remarcar que “desafortunadamente estamos en territorio desconocido”.
Las llamas se esparcen en ambos lados en ciertos tramos de la carretera Pacific Highway, la principal de la costa este de Australia, así como la del interior, la New England Highway, por lo que algunas secciones han sido clausuradas. Los incendios además han provocado que el humo y las cenizas se esparzan a diversas localidades y ciudades como Port Macquarie, en donde las fotografías en las redes sociales muestran los cielos de color anaranjado encendido. Asimismo los bomberos en la provincia de Queensland, al norte de Nueva Gales del Sur, se preparan para un recrudecimiento de las condiciones en la jornada en la que se esperan temperaturas de 37 grados en la ciudad de Brisbane, mientras que en Australia Occidental se pronostican temperaturas de más de 40 grados en Perth.
La temporada de incendios en Australia varía según la zona y las condiciones meteorológicas, aunque generalmente se registran en el verano austral (entre los meses de diciembre a marzo). Los peores incendios vividos en el país en las últimas décadas ocurrieron a principios de febrero de 2009 en el estado de Victoria (sureste) y causaron 173 muertos y 414 heridos, y quemaron una superficie de 4.500 kilómetros cuadrados.