Los incendios forestales en Bolivia estarían fuera de control

Los incendios forestales en Bolivia estarían fuera de control

El tamaño de la zona afectada y la intensidad de las llamas juegan en contra. La iglesia católica señala la presencia de intereses creados.

Los incendios forestales en Bolivia no solo siguen, sino que los expertos han señalado que las condiciones climáticas son tales que los hacen incontrolables. Desde hace dos meses, los bosques de la región de Chiquitania están siendo afectados por miles de focos de calor que han quemado 2 millones de hectáreas. Pese a la presencia de súper aviones anti incendios, los bomberos se encuentran batallando contra el fuego sin poder controlarlos. Se señala la necesidad de utilizar maquinaria para abatir franjas de bosque y así aislar los sectores en llamas impidiendo que el fuego siga propagándose. Ha sido anunciada la llegada de un segundo avión supertanker desde Rusia, con capacidad de más de 70.000 litros de líquido, al tiempo que está interviniendo un helicóptero gigante y deberían llegar más aviones desde Canadá.   

En su momento, el gobierno de Bolivia ha aceptado la ayuda de países vecinos, como Chile y Paraguay en la lucha contra el fuego. Pero es claro que las autoridades se vieron desbordadas por el fenómeno y también por la falta de experiencia en la lucha contra los incendios forestales. Se acusa al gobierno incluso de haber demorado demasiado la proclamación del estado de alerta en la región.

Acerca de las causas de los incendios, aparece claro que intervino la práctica de deforestación, supuestamente controlada, cuya intención es ampliar la frontera agrícola en esta zona oriental del país, un bosque húmedo subtropical que llega hasta la frontera con Brasil, y en parte con Paraguay, al pie del altiplano andino que comienza más hacia el oeste. A la deforestación sigue por lo general la quema de matorrales y restos de árboles, cuya ceniza además tiene una función de abono. Para ello, los agricultores contaron con un decreto del Ejecutivo que habilitaba el proceso. El problema que se ha presentado es doble. Por un lado, la medida del gobierno ha favorecido indirectamente la ilegalidad de quienes deforestan sin escrúpulos alentados por el negocio de la agroindustria. Por otro lado el gobierno ha instalado en muchas zonas colonos que han comenzado a cultivar las tierras, por tanto, deforestando sus parcelas. Sin embargo, se señala que no se trata de colonos con una tradición campesina a sus espaldas, sino de familias provenientes de zonas mineras y sin conocimiento del bosque, de las prácticas necesarias al tiempo que no se ha consultado a los pobladores indígenas de la zona, conocedores de las prácticas adecuadas. En efecto, hay denuncias de líderes indígenas acerca de colonos que impiden la llegada de las brigadas anti incendio en las zonas afectadas, lo cual hace pensar a una responsabilidad directa de los colonos en la provocación de los incendios.  La Conferencia Episcopal de Bolivia alertó al respecto que el mencionado decreto no contó “con el necesario análisis y conocimiento del medio”. Los obispos señalan en un comunicado de prensa que hay “serios indicios” que detrás del desastre ecológico hay una decisión de ampliar la frontera agrícola sin considerar los intereses de la “casa común”, los principios básicos de la ética ecológica y el sentir de los pueblos indígenas. La falta de un debate nacional sobre el tema induce a sospechar de la presencia de intereses creados al respecto.

  1. Juan Andrés Ravignani 12 septiembre, 2019, 17:57

    Es desolador contemplar las catástrofes que puede producir la ignorancia y la falta de responsabilidad e improvisación en la gestión del equilibrio de la vida en el planeta. La avaricia como la soberbia e incompetencia son devastadoras para la comunidad planetaria. Es urgente establecer protocolos globales para frenar estos atentados genocidas. Hay tópicos en los cuales no se pueden cometer errores, porque afectan a la Humanidad y la biodiversidad. Somos una comunidad global, no podemos seguir ignorando que todo afecta a todos, que debemos funcionar de otra manera, concurrir mancomunadamente al sostenimiento de la casa común y atenernos a regulaciones que nos obliguen solidaria e irrevocablemente a todos. Hoy tenemos que legislar planetariamente, sin ventajas preferenciales para nadie, sin derechos a vetos u otros resquicios tramposos. Es hora de actuar por la VIDA.

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