Un informe de la FAO sobre la situación mundial de los bosques indica que en la región de América latina el desmonte se redujo a la mitad respecto de 1990.
Si bien la deforestación en América latina se redujo a la mitad, comparando los niveles de 2015 con los de 1990, ésta sigue siendo alta en la región, en especial en la selva amazónica.
En su informe sobre “El estado de los bosques en el mundo 2016” la FAO considera que eso se debe al crecimiento de la producción de agronegocios para los mercados internacionales. El documento señalar que la agricultura comercial generó casi el 70 por ciento de la deforestación en América Latina entre 2000 y 2010. El porcentaje se reduce a un tercio en África, donde la agricultura a pequeña escala constituye un factor más significativo de la deforestación.
En la Amazonia en particular, la producción de agronegocios para los mercados internacionales fue el principal factor de deforestación posterior a 1990, producto de prácticas como el pastoreo extensivo, el cultivo de soja y las plantaciones de palma aceitera. “La agricultura comercial de la región no puede continuar creciendo a expensas de los bosques y recursos naturales de la región”, explicó Jorge Meza, Oficial Forestal Principal de la FAO. El funcionario destacó que políticas como la vinculación de incentivos agrícolas asociados a criterios ambientales, la adopción de prácticas silvopastoriles, el pago por servicios ambientales y la recuperación de las pasturas degradadas pueden evitar la ampliación de la frontera agrícola a costa de los bosques.
“La seguridad alimentaria puede lograrse mediante la intensificación agrícola y medidas como la protección social, en lugar de la expansión de las áreas agrícolas a expensas de los bosques”, explicó Meza.
Aunque la deforestación sigue siendo alta en la región, a 2015 su tasa se ha reducido en casi 50 por ciento comparada a 1990. Esta reducción también ha sido significativa en el Amazonas, producto de las políticas de desarrollo sostenible impulsadas por los países que comparten la cuenca amazónica.
El documento señala que desde 1990 más de 20 países a nivel global mejoraron su seguridad alimentaria y mantuvieron o aumentaron su cobertura forestal, demostrando que no es necesario cortar bosques para producir más alimentos. Entre 1990 y 2005, el 71 por ciento de la deforestación en Argentina, Colombia, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Venezuela se debió al aumento de la demanda de pastos; el 14 por ciento a los cultivos comerciales; y menos del 2 por ciento a la infraestructura y a la expansión urbana.
La expansión de los pastos causó la pérdida de al menos un tercio de los bosques en seis de los países analizados. La excepción fue Perú, donde el aumento de las tierras de cultivo en pequeña escala fue el factor dominante de la deforestación, causando el 41 por ciento. En Argentina, la expansión de los pastos fue responsable del 45 por ciento de la deforestación, mientras que la expansión de las tierras de cultivo comerciales respondió por más del 43 por ciento. En Brasil, más del 80 por ciento de la deforestación se asoció a la conversión de tierras en terrenos de pastoreo.
En varios países del mundo, las subvenciones agrícolas a gran escala han fomentado la deforestación ya que aumentan la rentabilidad de la producción agropecuaria y generan presión por ampliar la frontera agrícola. Ejemplos de ello en la región son el pastoreo extensivo y la producción de soja a escala industrial. Una opción de política para evitar esto es vincular los incentivos y mecanismos de fomento público que recibe la agricultura comercial al cumplimiento de normas ambientales.