Alianza del Pacífico y Mercosur: reflotando un sueño

Alianza del Pacífico y Mercosur: reflotando un sueño

Los dos bloques han acordado avanzar hacia un acuerdo comercial. La oportunidad de fomentar el mercado regional.

La guerra comercial declarada por el presidente de los Estados Unidos contra los productos que importa desde China, está dando algunas indicaciones a América latina. La decisión de Donald Trump, en efecto, supone una marcha atrás con décadas durante las cuales desde la superpotencia global se ha predicado la apertura de los mercados. Más allá del debate en torno al proteccionismo, lo que ha hecho el mandatario norteamericano es patear el tablero de la estabilidad de las relaciones comerciales, que es la base sobre la que se apoya el comercio mundial. La pregunta a futuro es: ¿qué tanto se modificará de esta política? ¿Dependerá eso de las ideas del inquilino de turno de la Casa Blanca?

La prudencia sugiere, puesto que son pocos los países en condiciones de llevar a cabo una guerra comercial con Washington (acaso ni siquiera lo pueden hacer sin daños los chinos), tomar distancia y ver alternativas. Y entre estas vuelve a aparecer una asignatura pendiente de la región, que es su comercio interno. La declaración firmada ayer entre los países miembros del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) de avanzar hacia un acuerdo comercial, puede que nos encamine hacia una ruta alternativa ante el clima poco amigable que se constata más al norte del Rio Bravo.

Desde hace tiempo se señalaba una estéril competencia entre los dos bloques latinoamericanos, más signada por diferencias ideológicas, cuando sería más lógico esperarse un clima de cooperación entre los ocho países. La razón es bastante evidente: cuando comparamos nuestra región con la Unión Europea, salta a la evidencia que más del 70% de ese mercado es entre los países del bloque. Viceversa, el mercado entre los países latinoamericanos, no llega al 30% del total de los bienes que se comercian.

¿Qué significa esto? Que hemos invertido poco en crear un mercado latinoamericano, pese a que somos 500 millones de habitantes, pese a las circunstancias geográficas que nos hacen vecinos. Una mirada incluso a las obras de infraestructura revela que no disponemos ni siquiera de rutas de tránsito fácil para nuestros intercambios comerciales, léase: autopistas, ferrocarriles, corredores viales desde la costa atlántica a la pacífica, interconexión eléctrica. Cabe la señalación porque no es suficiente producir un bien, también se necesita trasladarlo de un lugar a otro. En cuanto al intercambio, valga el ejemplo de Chile, que adquiera el gas que necesita de Estados Unidos, pese a tener frontera con países vecinos ricos en combustibles. Evidentemente, no logramos ser socios.

La declaración de intentos sellada entre los dos bloques vuelve a despertar la necesidad de que América latina aprenda a desarrollar un mercado interno y a beneficiarse de sus propios recursos. Por cierto, la integración nunca es solo comercial y debería llegar a lo cultural. Pero no será malo comenzar por mejorar este intercambio.

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