A 32 años de la muerte de Enrique Mono Villegas.
Enrique Mono Villegas, nació a mediados de 1913, en el seno de una familia acomodada y liberal.
Su madre murió a los seis meses de haber nacido el pequeño. Por eso creció junto a unas tías, que nunca jamás, lo obligaron a hacer nada que el Mono no quisiera.
Fue un niño feliz, que decidía desde pequeño que iba a hacer todos y cada uno de los días de su vida.
En la casa había un piano, y el Mono sintió un imán, que abrazó desde los siete años, por el resto de su vida. Fue anotado al mismo tiempo en el Conservatorio y en la escuela primaria.
Aprendió a descifrar una partitura antes que a leer. Ensayaba de lo lindo, tocando varias horas por día, llegando hasta estar nueve horas dando en la tecla. Por eso dominó todos los géneros, desde la clásica, pasando por el folklore y el tango, para luego meter todo eso en el jazz.
Sus influencias fueron Art Tatum, Fats Waller, Duke Ellington, & Thelonious Monk.
A medidos de los 50’ logró un contrato con el sello Columbia, y emigró a los Estados Unidos, por el lapso de 8 años. A su regreso recibió el apodo primate, pero el propio Villegas se lo tomaba con sabiduría y afirmaba, acerca de su denominación de Mono: “será porque imito muy bien a los seres humanos”.
De aquel bellísimo período de mediados de los 60’, es esta grabación, donde el Mono, junto a Casallita en batería y Jorge López Ruiz en contrabajo, nos deleitan con preludios de Chopin en versiones jazzeras, en el disco Metamorfosis del mítico sello Trova.
Nos dejó el jueves 10 de julio de 1986. Presumimos que descansa en jazz, aunque de tanto en cuanto, nos habla desde el más allá …