Un grave error de la UNESCO

Un grave error de la UNESCO

La agencia cultural de la ONU resolvió desconocer la herencia judía en lugares sagrados de Jerusalén asignando sólo nombres árabes.

La resolución de la UNESCO, la agencia de la ONU para la cultura, que da nombres árabes también a los lugares sagrados de Jerusalén que pertenecen a la tradición judía es una herida grave. Se sigue actuando, del lado palestino, del mismo modo que lo hace la derecha israelí yendo a la esplanada de las mezquitas. Cada uno ocupa el lugar religioso del otro.

Con este voto (hubo 26 inexplicables abstenciones, como las de Italia, Francia, Argentina, Suecia, Eslovenia, India) ignora el nombre “Monte del Templo” que los judíos asignan a la “Esplanada de las mezquitas”. Pero un voto no puede cambiar la historia, también cuando la encamina por una senda que podría ser peligrosa. La propia directora general de la UNESCO, Irina Bokova, salió al cruce de la resolución declarando que: “la herencia de Jerusalén es una e indivisible y cada una de las comunidades (judía, musulmana y cristiana, NdR) tiene derecho a un expreso reconocimiento de su propia historia y su vínculo con la ciudad. Negar o cancelar cualquier tradición judía, musulmana o cristiana afecta a la integridad del sitio y va en contra de los principios que han motivado su inscripción en la lista de los patrimonio de la humanidad de la UNESCO”.

Encender un conflicto religioso puede tener graves consecuencias. Ante todo los palestinos deberían tomar el camino de la constitución y afirmar el valor de la libertad religiosa tal como figura en el documento firmado por la Administración Nacional Palestina (ANP) y la Santa Sede, en el que se declara claramente el derecho al diálogo de las tres grandes religiones en Jerusalén, cada una con su historia, sin excomuniones y sin conflictos, aprendiendo a afirmar lo que une más que lo que divide. La oración del Papa Francisco, el ex presidente israelí Simon Peres y el jefe de la ANP Abu Mazen indica el camino correcto. El verdadero enemigo de la paz es el fundamentalismo.

Los israelíes deben por su parte reconocer el sufrimiento del pueblo palestino no como un ejercicio retórico, sino como forma de acoger de esta importante minoría. Este cambio de mirada necesaria entre pueblos debe ocurrir también en instituciones como la UNESCO. Hay que superar la idea de dominar al otro para más bien acercarse al otro. Los gestos de dominio pueden dar una victoria hoy pero a lo largo de la historia tarde o temprano están condenados a perecer.

Se necesita transitar hacia esa paz que puede evitar condenas y permite el diálogo en la verdad que une a los pueblos, todos los pueblos.

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