Súper vergüenza, súper tristeza

Súper vergüenza, súper tristeza

El micro que trasladaba al plantel de Boca fue apedreado cuando llegaba al Monumental y la gran final de la Copa Libertadores se suspendió cuatro horas más tarde. Se jugará mañana domingo a las 17hs.

Todo fue una vergüenza. La custodia del micro de Boca. La agresión por parte de un grupo de ¿hinchas? de River que destrozaron los vidrios ocasionándoles heridas a algunos jugadores. El accionar de la policía. La especulación permanente con que se podía jugar de todas maneras, más allá que el equipo visitante presentaba consecuencias físicas y emocionales por el momento vivido a pocas cuadras del estadio. La suspensión del partido más de cuatro horas después, sólo porque las presiones empresariales y políticas que exigían que el show debía comenzar, continuar y terminar como si nada hubiera pasado. Todo una absoluta vergüenza, transmitida al mundo, ya que se trataba de un partido de fútbol, sí, un partido de fútbol, inédito para la historia de este deporte.

Todavía genera asombro recordar las palabras de los máximos referentes del Gobierno Nacional, empezando por el presidente Mauricio Macri, diciendo que las dos finales de la Copa Libertadores podían jugarse con público visitante. Si con la ausencia de los hinchas de Boca sucedió lo que sucedió, causa estupor sólo imaginar lo que hubiese sido si la tribuna superior que da espalda a la Avenida Figueroa Alcorta hubiera estado pintada de azul y amarillo. Con cuanta irresponsabilidad de habla.

Es difícil referirse a la sociedad toda cuando fue sólo un grupo minúsculo el que generó todo. Pero de a poco irán saliendo a la luz cada vez más videos y fotos de la vergüenza. Aquí se ven claramente a tres hombres arrojar piedras al micro, pero a tantos otros insultando y deseándole lo peor a los futbolistas xeneizes. O una mujer colocándole pirotecnia en la cintura a una niña (que sería su hija), ya que la policía no revisa a los menores, para poder ingresarlas al estadio. Todo desquiciado.

La cuota de cordura esta vez parece haber venido de los protagonistas, ya que la dirigencia, el cuerpo técnico y los jugadores de River tampoco querían jugar, solidarizándose con sus pares de Boca y entendiendo que todo era una locura.

Finalmente, y después de cuatro horas y de interminables reuniones de dirigentes, incluido el presidente de la FIFA, se decidió postergar la final para este domingo a las 17hs. ¿Habrá fiesta futbolera mañana? Ya no se sabe qué pensar. El fútbol argentino y sudamericano es una caja de sorpresas, tristes y vergonzantes. Porque si hoy hubo dos sentimientos fueron justamente esos. De vergüenza y de tristeza por no saber cómo disfrutar de un importante e histórico, pero simple, partido de fútbol.

  1. El video es bastante elocuente y ya debería rodar una cabeza por eso: el bus llegar escoltado por Avda. Libertador y ya desde cinco o más cuadras de distancia se aprecia que esa curva está llena de hinchas de River. Es las condiciones en que se organizó este clásico: a) la entrada al estadio debió ser por otro lado o en ese punto es claro que debió organizarse una presencia consistente; b) ante eso, desde la escolta del bus se debió detenerlo antes y retroceder. Ninguna de las dos cosas ocurrieron y en cualquier otro lado quien comete un error de este tipo (se arriesgó la vida de las personas) debe ser removido sin contemplaciones. Se habla de una venganza de los barra bravas, a los que secuestraron 10 millones de entradas revendidas. No se puede tolerar la colusión entre estos grupos violentos y los clubes de fútbol. El problema de los clubes es que son presa de la violencia, porque el día en que determinarán tolerancia cero con los barra bravas habrá una fila de arrepentidos entre la hinchada que comenzarán a contar lo que ha ocurrido en estos años. Este chantaje inmoviliza la limpieza que se debería hacer en el fútbol.

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