Los datos oficiales sostenían que eran 64. A ocho meses de la catástrofe, la isla dista mucho de haberse recuperado.
El 20 de septiembre del año pasado, la isla de Puerto Rico, que es parte del territorio de Estados Unidos, aunque el suyo es un estatuto especial, fue impactada por el huracán María. Los destrozos provocados por el evento meteorológico fueron particularmente graves, miles de viviendas quedaron destruidas, la red eléctrica quedó colapsada, calles y rutas tuvieron daños severos, hubo zonas anegadas y aisladas durante semanas. En ese momento, primó la idea de que, pese a los daños, que superaron los 100.000 millones de dólares, las víctimas mortales habían sido relativamente pocas, cifrada en 64 casos. Hasta el presidente Donald Trump, quien visitó la isla, en una de sus anodinas manifestaciones públicas, celebró que las víctimas no fueron como en una catástrofe “real” como el Katrina, que en 2005 provocó más de mil muertos.
Sin embargo, un estudio independiente de la escuela de Salud Pública de Harvard y las universidades puertorriqueñas Carlos Alibizu y Ponce, publicado en la revista New England Journal of Medicine, cifra las víctimas del huracán María en más de 4.600, poniendo por tanto en discusión los datos oficiales al respecto.
El estudio realizado analiza la mortandad de la isla entre la fecha en que impactó el huracán y diciembre del año pasado, confrontado con los promedios de decesos en años anteriores indica un incremento importante en el promedio de fallecimientos. Hubo una gran cantidad de casos de muertes que no se verificaron en el momento del evento catastrófico, sino en los días posteriores debido al estado en que se encontraron los hospitales, la dificultad para alcanzar a la población afectada. Los hogares permanecieron en promedio casi tres meses sin electricidad, con temperaturas tradicionalmente muy elevadas en la isla, más de dos meses sin agua potable, y más de 40 días sin cobertura para celulares. Un tercio de las personas fallecidas eran, en gran parte, mayores que, de ser atendidos, que accedieron tardíamente a tratamiento médico.
Han pasado casi más de ocho meses y en junio comenzará una nueva temporada de huracanes. El estudio señala la falta de atención de la administración federal de los Estados Unidos. Solo en la capital, hay medio millón de personas sin techo, hay problema de abastecimiento de agua y de diésel para generación de energía.
Si bien la isla es parte del territorio de los Estados Unidos, sus habitantes no tienen derecho a la ciudadanía. Pero por lo visto, tampoco despiertan el interés de la Casa Blanca.
