Maria Voce: Valorizar las mujeres quiere decir valorizar la comunión

Maria Voce: Valorizar las mujeres quiere decir valorizar la comunión

Papa Francisco “abre” con las superiores mayores sobre el ministerio de servicio femenino en la Iglesia. La opinión de la presidente del Movimiento de los Focolares, favorable a un estudio en profundidad del diaconado para las mujeres.

¿Qué sentimiento han suscitado en usted las palabras del Papa sobre la posibilidad de reactivar la antigua tradición de las mujeres diaconisas?

Cualquier actitud de apertura de este Papa para una mayor implicación de las mujeres en la vida de la Iglesia, incluso en sus roles “diligenciales”, me parece una bendición. Esto no quiere decir que yo sea a priori propensa o menos al diaconado para las mujeres, estoy seguramente propensa a un estudio en profundidad de la cuestión, para tratar de comprender mejor cuáles puedan ser el rol y la función de los diáconos en general, y si en tal ministerio puedan tener lugar también las mujeres. Ya ahora me parece que la función del diácono, así como se vive en la práctica, parece que sea más al servicio del sacerdote que de la comunidad. Si en cambio tal ministerio fuera vivido y fuera reconocido más explícitamente como servicio a la comunidad, teniendo también la posibilidad de proclamar el Evangelio, de suministrar los sacramentos que no son reservados al presbítero o al Obispo, o con la posibilidad de administrar una comunidad parroquial, creo que todo esto sería por sí mismo un importante signo de mayor abertura. No veo porqué una mujer a priori tendría que ser excluida de estas funciones.

¿El horizonte de la Iglesia comunión puede ayudar en el discernimiento de la cuestión?

Creo que sí. Soy muy favorable al estudio del diaconado por parte de una comisión ad hoc porque creo que, justamente porque las decisiones relativas serían importantes, instituir un grupo de trabajo que vaya en la dirección de ese camino sinodal que el papa ha puesto en marcha para todas las cuestiones más importantes de la Iglesia. Esto quiere decir no solo y no tanto confiarse de lo que al papa pueda parecer bien, sino sobre todo confiarse de la experiencia de Espíritu Santo que se experimenta en afrontar un problema juntos, en comunión.

En realidad las mujeres hacen ya mucho en las comunidades cristianas…

Desde siempre innumerables mujeres sostienen las comunidades eclesiales con variadas funciones: distribuir la Eucaristía donde los sacerdotes no pueden llegar, comentar el Evangelio, presidir en las “liturgias en ausencia del sacerdote” o seguir la administración de parroquias e incluso diócesis, sin que sea necesario para esto tener un título especial… Si todo esto lo hacen ya las mujeres en las Iglesias locales fuera reconocido oficialmente, pienso que esto sería una apertura y que esto indicaría una conducción de la Iglesia más comunitaria. Además de ser favorable al estudio del diaconado, estoy agradecida que un papa siempre más y siempre más fuertemente quiera injertar las mujeres en ese camino de reforma de la Iglesia católica que él está llevando adelante, reconociendo a las mujeres una propia especificidad y permitiendo que, justo en esta especificidad, puedan servir a la Iglesia y a la humanidad.

Fuente: Città Nuova

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