“Las familias están sobreendeudadas”

“Las familias están sobreendeudadas”

Según el diputado nacional por el Frente Renovador Daniel Arroyo esa es una de las características sociales de la Argentina de hoy, que analiza en este diálogo con Ciudad Nueva.

–¿Cuáles son los aspectos más preocupantes de los niveles de pobreza en la Argentina?

–Si bien en las últimas décadas se produjeron avances sobre cómo pensar o intervenir en lo social, la realidad refleja que los indicadores no son los mejores. Tenemos alrededor de 30 % de pobreza, más de 35 % de trabajo informal y más de 1.500.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan. Es muy preocupante el aumento de la pobreza infantil, de la deserción de la secundaria y de las adicciones. También el crédito a tasa usuraria de más del 150 % de interés genera pobreza, un dato de la nueva cuestión social es que las familias están sobreendeudadas.

En nuestro país hay cuatro Argentinas que representan distintas realidades sociales, modos diferentes de consumo y miradas contrapuestas sobre las políticas que hay que encarar hacia adelante.

La de los más “pobres” es la que está más complicada, tienen dificultades en sus viviendas, pocas chances de conseguir trabajo y un problema crítico en los jóvenes que no han visto trabajar con continuidad ni a sus padres ni a sus abuelos. Se trata de una pobreza estructural porque se reproduce generación tras generación y representa un verdadero cepo social.

La segunda Argentina es la de los “vulnerables”, que son los gasistas, plomeros, carpinteros, gente que hace “changas”, monotributistas a quienes no les llegan ni las paritarias porque no están sindicalizados.

Hay una tercera Argentina de clase media, de trabajo formal público o privado, y por último, una cuarta Argentina de clase alta, que es la que no ha sufrido ningún tipo de cambio en su vida cotidiana.

Estas cuatro Argentinas sufren tensiones y conflictos. Ahí está la verdadera grieta, la fragmentación social es el verdadero conflicto argentino.

En nuestro país la pobreza tiene cara de niño y tiene cara de mujer. Un niño que se alimenta mal se desarrolla menos y aprende menos, por eso siento que es urgente declarar la emergencia social para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional.

–¿Cómo hacer para encontrar un equilibrio entre las acciones a corto, mediano y largo plazo y una continuidad en las políticas públicas, muchas veces conspiradas por los partidismos?

–Primero nuestro país necesita un modelo de desarrollo integral que se transforme en una política de Estado de los próximos 20 años. Ya no se puede trabajar a través de programas específicos por sectores (niños, adultos mayores, comunidades aborígenes, personas con discapacidad) sino identificar los distintos problemas que tienen los integrantes de la familia y aplicar directamente la solución. Hay que cambiar el paradigma: identificar en qué barrios está la situación más crítica e ir familia por familia a través de una red que vaya integrando los problemas y las soluciones.

Cualquier proyecto de país pensado con inclusión debería al menos tener como eje solucionar algunas de estas cuestiones:

Pobreza estructural: Lograr que todos los habitantes del país tengan piso de material y servicios básicos.

Informalidad laboral: Es necesario generar políticas de inclusión que tiendan a aumentar la formalidad y el acceso al crédito.

Plan estratégico de desarrollo: Definir si será un país agroindustrial; más industrial que de producción primaria o un país de servicios.

Lucha contra las adicciones: La venta de droga en los barrios y el narcotráfico marcan una novedad de los últimos años y un problema que no parece tener políticas públicas suficientes ni de prevención de las adicciones ni de combate al narcotráfico.

Educación: La fuerte deserción en la escuela secundaria que define, tanto el problema de los adolescentes, como el de la calidad educativa en nuestro país; así como también el nuevo fenómeno de repitencia y retraso escolar.

–¿Cómo combatir ese narcotráfico que hoy se ha convertido en una alternativa laboral para muchos?

–El vínculo entre narcotráfico y vida cotidiana se está complicando cada vez más. En los barrios, así como está el albañil, el estudiante, el carnicero, está el que vende drogas. Este actor surge como una nueva forma de movilidad social que ya está instalada. Y como además tiene billetes, se transforma en el prestamista del barrio, se va construyendo un nuevo mecanismo de ascenso económico, y muchos se ven tentados. Hoy los pibes del conurbano bonaerense lo ven como una forma de inserción.

Hay que crear una unidad de combate a la venta de drogas por fuera de las fuerzas de seguridad y nuevos centros de prevención de las adicciones, que están abandonados. Siempre la lucha contra el narcotráfico debe estar acompañada de una política masiva e integral de prevención y asistencia de las adicciones.

–¿Cuál es su opinión sobre el reciente acuerdo con el FMI al que arribó el Gobierno Nacional?

–Es retroceder unos pasos. En el proceso de ajuste de los noventa quedaba la duda de cómo terminaría la película, hoy todo el mundo sabe que ir al Fondo Monetario e iniciar un proceso de ajuste que complica todo y que va a generar más pobreza, más desocupación y más deuda para los argentinos.

No hay una política de desarrollo, creación de valor agregado, apoyo a las economías regionales o cuidado de las cadenas productivas. Sí hay liberación del tipo de cambio, quita de subsidios y achique de los salarios, reducción de obras públicas.

Este acuerdo no está pensado para el ciudadano que la pelea todo el día trabajando, para los más pobres, para el que tiene un comercio o una pyme. Nuestro país debe apostar a una economía del trabajo y de la producción y no a una economía de la especulación y de la exclusión.

El ajuste permanente lleva al parate de la actividad económica, y este parate no solo achica el Estado sino al sector privado porque el que no tiene plata no va a ir al kiosco, no va a ir a la panadería, no va a ir a un comercio y eso paraliza toda la actividad.

–¿En qué proyectos está trabajando y qué sueña para la Argentina?

–La realidad social hoy es el sobreendeudamiento de las familias. Los aumentos en tarifas de servicios públicos, alimentos, combustibles rebotan en la inflación que hace que los costos fijos se hayan disparado, así cada familia patea lo que debe endeudándose, paga el mínimo de la tarjeta o toma créditos para cubrir baches.

Por eso uno de los proyectos que estoy presentando tiene que ver con masificar el crédito a tasas bajas del 5 % anual para la compra de maquinarias o herramientas, porque es necesario hacer girar nuevamente la rueda de las economías locales. Eso va a dar previsibilidad para todo aquel que quiera comenzar un emprendimiento y va a generar ingresos para las familias.

También estoy trabajando en un proyecto de ley de educación dual para vincular educación y trabajo, porque es clave lograr que todos los chicos terminen la secundaria y se formen para el trabajo como una gran política de Estado del siglo XXI.

Sueño con una Argentina más justa que nos incluya a los 44 millones de argentinos, con movilidad social ascendente, donde se apuesta de verdad a la educación y al trabajo como motores para erradicar la pobreza y la desigualdad social.

Artículo publicado en la edición Nº 599 de la revista Ciudad Nueva.

  1. horacio bottino 21 julio, 2018, 21:01

    es un inmoral este diputado votó por el aborto legal,da asco

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