El misterio de Medjugorje

El misterio de Medjugorje

La fe no necesita de manifestaciones extraordinarias, como las apariciones de la Virgen, a las que nadie está obligado a creer. Para el Papa merece respeto el espíritu que impulsa a millones de peregrinos hacia los lugares de tales eventos, auténticos o supuestos que sean.

La historia de las apariciones marianas enseñan que estos fenómenos, frecuentemente acompañados por importantes manifestaciones de religiosidad popular, nunca tuvieron vida fácil. En Lourdes, Fátima o Guadalupe, siempre provocaron reacciones opuestas. Hay quien ve a la Virgen María en todos lados, y quien no la ve en ningún lado. Lo cierto es que estas manifestaciones no son parte de los fundamentos a los que tiene que atenerse la feligresía católica, así como es cierto que millones de personas se sienten atraídas por los lugares donde aconteceen “manifestaciones sobrenaturales” de carácter mariano.

Desde hace 36 años, en modo ininterrumpido, desfila por Medjugorje un imponente flujo de peregrinos (en Bosnia Herzegovina). Sobre todo en Europa, han surgido miles y miles de grupos de oración relacionados con las presuntas apariciones comenzadas “por el sendero que bordea el Podbrdo” (la colina que domina la localidad), en el que apareció “una mujer con un niño en sus brazos”, que el día siguiente dijo ser la “Beata Virgen María” (según los presuntos videntes). La diócesis de Mostar, de la que es parte la parroquia de Medjugorje regida por los franciscanos, siempre se manifestó contraria a reconocer la veracidad de las apariciones.

La comisión instituida por Benedicto XVI hizo sus investigaciones y sacó sus conclusiones, que todavía tienen carácter de reservado, en febrero de 2014. El Vaticano no se ha expresado oficialmente. El Papa Francisco ha encargado en estos días al cardenal de Praga, Henryk Hoser, de informarlo detalladamente sobre la situación de esa realidad y, en especial, “de las necesidades de los fieles que llegan allí en peregrinaje”. Palabras importantes, que indican la exigencia de hacer foco en las personas más que en hechos extraordinarios. Esta preocupación por las “necesidades de los fieles” confirma una vez más el enfoque pastoral del Papa. Aunque, por hipótesis, las apariciones se revelaran como falsas, para Bergoglio la fe popular de millones de peregrinos que viajan hasta Medjugorje merece respeto y estudio.

De regreso de su viaje a Sarajevo, en junio de 2015, Bergoglio se expresó con palabras muy duras para con aquellos que “siempre necesitan de novedades de la identidad cristiana”, que esperan “el mensaje diario de la Virgen”. Su preocupación era que no se “aguara la fe cristiana con una religión soft“.

Para Francisco, la centralidad del Evangelio y de Cristo está fuera de toda discusión. Pero su atención a la fe popular, herencia de sus raíces latinoamericanas, seguramente lo impulsa a escuchar también al último de los fieles que visita la colina de Medjugorje.

 

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