El marketing y los intérpretes de la paz

El marketing y los intérpretes de la paz

La valiosa iniciativa del Partido por la Paz se vio salpicada por la discusión entre Diego Maradona y Juan Sebastián Verón, hecho que eclipsó los fundamentos del evento.

Nadie duda de la popularidad de los jugadores y ex jugadores que participaron del Partido por la Paz disputado en Roma, convocado por el Papa Francisco. En este contexto belicoso que vive el mundo de hoy, siempre es valioso cada aporte que fomente la fraternidad entre los pueblos y las religiones. Y el deporte es una de las herramientas más poderosas para tal fin.

Sin embargo, lo que debía ser una fiesta mundial, en donde el planeta mira con “devoción” a los cracks de la pelota de ayer y hoy, se vio manchada por un entredicho con sello argentino.

Como suele suceder en este tipo de partidos a beneficio, el ritmo de juego es más lento de lo habitual, hay espacios para las bromas, jugadas de lujo y un halo de amistad entre los protagonistas. Hasta que Juan Sebastián Verón le cometió una infracción a Diego Maradona, éste esbozó una sonrisa, quiso darle la mano al presidente de Estudiantes y éste se la negó. A partir de allí, las cámaras registraron a un Maradona enojado, insultando a Verón camino a los vestuarios al término del primer tiempo. Más allá de las conjeturas, sólo ellos saben por qué el enojo de uno con otro.

El ex entrenador de la Selección ya había tenido otros exabruptos en el contexto de este Partido por la Paz. En la edición anterior no sólo había criticado a los organizadores por la convocatoria de Mauro Icardi. También le negó el saludo a los futbolistas israelíes, en un hecho que fue repudiado universalmente.

Está claro que nadie está en condiciones de “tirar la primera piedra”, aunque viendo ciertos antecedentes quizás hubiese sido prudente enaltecer la iniciativa convocando a deportistas que demuestren un claro compromiso con la paz, darle lugar a jóvenes que se la juegan por este gran objetivo planetario y no centrar todas las fuerzas en  el marketing y las repercusiones, porque si los intérpretes no están a la altura, el mensaje saldrá distorsionado.

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